Firma invitada: eres un indie y tú sin enterarte. Por Mikel Santiago. Continúa el artículo abajo

Se había comprado un iPad esa misma semana y había encontrado, en la aplicación iBooks de libros electrónicos, un nombre familiar (el mío) en el top 10. No sólo eso, se lo había encontrado hasta 3 veces. Eran “Historia de un Crimen Perfecto” y otros dos títulos más que yo había publicado casi doce meses antes.

 

Tardé muy poco en hacerme con un iPhone y mirar la aplicación de iBooks. Y era cierto. Todavía recuerdo aquella sensación de irrealidad al ver mi nombre allí, entre los primeros títulos de la lista. “Historia de un crimen perfecto” estaba en el número 1 ni más ni menos, con cerca de 5,000 valoraciones y una media de cuatro estrellas.

 

Convendría explicar que antes de esa épica mañana, yo me había pasado unos cuantos años escribiendo cuentos para una veintena de amigos, primero en papel y luego en mi blog, donde los publicaba por entregas. Algunas editoriales me habían respondido que los relatos no iban a ninguna parte, que eso “no vendía” y que si quería hacerme un hueco tendría que entregar una novela “en condiciones”. Así que dejé mi blog y mis cuentos y me encerré en una habitación a romperme la cabeza con mi primera novela. Casi antes de empezar, algunos amigos me convencieron para que hiciera algunas recopilaciones de lo publicado en mi blog  y los  “colgara en alguna parte”. Un amigo escritor fue el que me dio la palabra clave: Smashwords. Una plataforma donde subes tu texto y ellos se encargan de redistribuir a varias librerías electrónicas como iBooks, Barnes & Noble, Kobo…

 

Aquello sonaba como una buena idea. Fácil: un clic y a volar.  Y eso hice. Me apañé tres portadas más o menos decentes, corregí los textos y pulsé el botón de “publicar”.  Después, se puede decir que me olvidé de aquello: no volví a hacer un login en Smaswords hasta doce meses más tarde, cuando ese viejo amigo me dio aquella grata noticia por teléfono.

 

Y esa mañana, lo recuerdo bien, tras recuperar la contraseña que, por supuesto, había olvidado, el panel de administración de Smashwords me mostró el número de descargas totales sumando iBooks, Barnes & Noble, Kobo… que se habían ido acumulando durante 12 meses de auténtico proceso de fermentación. Me entró una risa tonta que todavía me dura un poco.

i historia como autor Indie comenzó como el descubrimiento de la cerveza. Pasó por accidente, mientras no miraba. Fue una mañana de marzo y la recuerdo particularmente bien por lo que supuso en mi vida de escritor. Un amigo al que no veía desde hacía mucho tiempo me llamó por teléfono para “darme la enhorabuena”. ¿Enhorabuena? ¿Por qué?  le pregunté “Por los libros, claro” respondió él “¿Cómo… que no te has enterado?”

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algunas editoriales me habían respondido que los relatos no iban a ninguna parte
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Un mes más tarde, aparecí en la lista de libros en español más vendidos en EE.UU. La lista estaba confeccionada por Barnes & Noble y en ella aparecían un total de tres títulos míos. Seguía esa sensación de que todo era irreal. Algo así como el “Show de Truman”, y que alguien iba a venir a decirme que en realidad era todo un experimento psíquico de algún tipo. Pero no, todo era muy cierto. Era, sin saberlo todavía, uno más de lo que se ha llamado en denominar “Nuevos Escritores Indie”.

 

Desde esa llamada de marzo he dado un par de entrevistas y hablado con mucha gente sobre esta fenomenal historia. La pregunta obligada es cuánto de cierto hay en todo lo que cuento, que me olvidé de Smashwords, de mis libros en la red, y que un día me encontré todo esto de sopetón. Bueno, podéis creeéroslo o no, pero si sois como yo,  de los que nunca habéis ganado ni un globito en la feria del pueblo, entonces estoy seguro de que habréis apreciado algo de autenticidad en mi relato.

 

Otros me preguntan por mis secretos de Marketing (ja…) o por algún oscuro truco de alquimista o hechicero a la hora de encontrar el cuento de tamaño y tema perfecto que los E-Lectores estaban esperando (jaja…). Quien ande un poco puesto en esto de Internet ya sabe que se trata de un Dios caprichoso...

 

Una amiga, escritora seria y profesional, bromea con que los Indies somos una especie de “Buscavidas”. Nos acusan de llegar  al albor de “fiebre del oro” en busca de un nuevo trozo de tierra donde plantar nuestra tiendita (de libros en este caso) y ponernos a vender crecepelos fantásticos. En mi caso, disiento de la definición.  No me considero un buscavidas o un trash author, como las creadoras del #DinoPorn, por ejemplo (aunque dignas de respeto; ganar dinero no es fácil, y con los libros menos). Llevaba unos cuantos años con el lápiz pegado al dedo, escribiendo, empaquetando tochos de papel y enviándolos a editoriales, que a cambio siempre me devolvían una breve carta que siempre empezaba igual. Y ahora por fin me he encontrado con una puerta abierta. ¿Qué tiene de malo?

 

Y lo mejor de todo: al otro lado de esa puerta hay lectores. Miles. En Madrid, México D.F., Nueva York, Bogotá o Tokio. Gente que se baja tu obra, se la lee y la disfruta, tanto que muchos de ellos te escriben un email para darte las gracias por tu trabajo, incluso después de haber pagado por leerte. Ha surgido una nueva “voz” en el panorama: Las opiniones masivas. Y en el mundo de “cierto tipo” de libros son la autoridad absoluta. Gusta o no gusta, eso es lo único que se quiere saber antes de prestarle varias horas de tu tiempo a una novela, ¿verdad?

 

Es cierto que  somos una verdadera oleada y que no vamos a quedar todos, claro que no. Aquí servidor ya tiene preparada su lápida y su epitafio, por si acaso. Pero, qué queréis que os diga: la aventura habrá merecido la pena. A muchos nos ha permitido llegar a donde nunca hubiéramos soñado. Y si bien es cierto que este nuevo planeta, vacío quizás cuando llegamos, pronto se llenará por los que vengan al reclamo de su éxito, nunca nos quitarán el gusto especial de haber sido sus primeros holladores.

 

Y por cierto, el balón de oxígeno de aquella llamada de marzo me ayudó a volcarme en una novela que terminé hace unos pocos meses. Sólo hace una semana que la primera editorial me envió una oferta. Pero esa es otra historia que, espero, pronto podáis leer en vuestro iBooks.

 

recuerdo aquella sensación de irrealidad al ver mi nombre allí, entre los primeros de la lista de ibooks
el balón de oxígeno de aquella llamada de marzo me ayudó a volcarme en una novela que terminé hace unos pocos meses