firma invitada: las redes sociales, un arma de doble filo

Es cierto que a lo largo de la historia hemos ido sufriendo muchos cambios a los que el hombre ha tenido que ir adaptándose, de mejor o peor forma, pero al fin y al cabo adaptarse a la evolución y la mejora.  Dentro de estas mejoras han aparecido los iPhone, iPad, MacBooks… infinidad de aparatos de última generación que nos permiten día a día permanecer conectados al mundo y gracias a la conectividad que nos ofrecen han abierto la puerta a millones de posibilidades de mejorar las relaciones sociales.

 

La tecnología se ha convertido, por tanto, en una herramienta que satisface las necesidades del hombre, tanto de conocimiento, inmediatez así como de relación.  De ahí que existan las redes sociales, una herramienta de comunicación y socialización virtual, que nos permite estar conectados las 24 horas del día a la última información, así como nos ofrece la posibilidad de estar en contacto permanente con nuestro círculo de amigos y familiares.  Hoy en día las redes sociales se han convertido en una parte fundamental de nuestra vida y han pasado a ser el terreno donde se desenvuelven la mayoría de las relaciones. ¿Tienes Twitter, Facebook, Tuenti, WhatsApp…? Si tu respuesta es sí, podemos decir que estás integrado plenamente en la era tecnológica. ¿Recuerdas los inicios de todas estas redes sociales? Parecíamos bichos raros cuando ni siquiera la conocíamos y ya hoy hasta hemos sido capaces de relegar ciertas redes sociales, como Tuenti, por otras que nos satisfacen y cubren nuestras necesidades de forma más completa, como Facebook… Sin lugar a dudas las redes sociales son un tema candente hoy.

Tengo miedo del día en que la tecnología sobrepase la interacción humana, entonces el mundo tendrá una generación de idiotas”. Estas son palabras de Albert Einstein, probablemente ante esta afirmación nos encontraremos muchos de acuerdo o en desacuerdo con ello, pero lo que es innegable es la gran evolución a nivel tecnológico que hemos experimentado. ¿Cómo lo llaman ahora? La era tecnológica 2.0, más evolucionada y actualizada.

Estas redes sociales nos han proporcionado un gran paso a nivel personal y social, pero… ¿alguien ha reparado en los perjuicios que tienen para el hombre? Sí, has leído bien, hablo de perjuicios, de inconvenientes y de daños que puedan llegar a producirnos. Es cierto que las redes sociales nos permiten complementar nuestras relaciones, pero dependiendo del uso que le demos y del papel que desempeñen en nuestra vida pueden hacer mella en nuestras relaciones personales y de pareja. Son canales de información en los que nos exponemos a todo el mundo, contamos lo que hacemos constantemente y es más fácil decir lo que se piensa ya que no corres el riesgo de tener a esa persona delante físicamente para poder ver lo que piensa o siente al leernos.

 

Recuerdo cuando existían las identidades virtuales, esas que te permitían permanecer oculto tras un nick en un chat, cuando apenas usábamos el Messenger para conversar con los amigos, pero ahora todo eso ha cambiado, ahora la identidad virtual y la real se han acercado tanto que casi no somos capaces de distinguirlas. Ahora nos mostramos de cara al público sin caretas y sin miedos a expresar lo que queramos, hasta llegar a un punto en el que nuestra intimidad queda muchas veces violada. Ya todo el mundo opina, todo el mundo puede hacer juicios de valor acerca de tu propia vida e incluso muchas veces hacemos publicaciones, en el tablón de Facebook por ejemplo, para recibir el beneplácito de los demás. Debemos recordar que lo que publiquemos en las redes sociales tiene un alcance que muchas veces desconocemos por lo que debemos preguntarnos ¿qué imagen estoy dando de mí? E incluso gracias al alto nivel de personalización de los perfiles somos capaces de seleccionar las mejores imágenes, las mejores frases… y crear una identidad que no se asemeje a la realidad, de ahí que en muchas ocasiones nos “traicionemos” a nosotros mismos creando unos personajes ficticios que nada tienen que ver con la realidad, lo que a la larga puede hacer que nos preguntemos ¿quién soy realmente, el yo virtual o el yo real?

 

Pero no nos centremos únicamente en las redes sociales anteriores, preguntémonos cómo puede afectarnos el uso del WhatsApp, ya que es una aplicación de la que hacemos uso diario porque va integrada en esa prolongación de nuestro cuerpo a la que llamamos móvil. ¿Cuántas veces has vuelto a leer un mensaje que ya anteriormente habías leído al recibirlo?, ¿le encontraste un sentido distinto al inicial?, ¿es posible que un mensaje tenga un doble sentido? Si nos dicen “no” es no, ¿por qué intentamos buscarle los mil significados a dos letras que simplemente quieren decir “NO”?, ¿por qué nos ofendemos cuando alguien no responde de forma inmediata a nuestro mensaje si se ha conectado hace cinco minutos?, ¿por qué nos sentimos inseguros cuando vemos que alguien no nos responde o incluso está en línea, lee nuestro mensaje y no responde? Tenemos ante nosotros a la red social más controladora que pueda existir, nos avisa de si la otra persona ha recibido el mensaje o no, de a la hora a la que lo ha recibido y de la hora a la que por última vez se conectó a la aplicación. Este hecho nos hace partícipes de la vida de los demás y nos aporta información sobre la vida del otro, lo que no nos damos cuenta es de la dependencia tan grande que hemos desarrollado en este último tiempo con respecto a estas aplicaciones móviles. ¿Quién es capaz de guardar el móvil durante una cena y no mirar ni uno solo de los mensajes que ha recibido?, ¿no te ha pasado alguna vez que has estado con alguien y has sentido que prestaba más atención al móvil que a ti mismo?

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las redes sociales son un tema candente hoy
whatsapp es la red social más controladora que pueda existir

Es muy cierto que los avances tecnológicos son muy importantes y nos aportan muchísima evolución, y también es algo innegable que las redes sociales, sea cual sea, nos ayudan a relacionarnos más directamente con personas con las que antes el trato era más distante y no por enfriamiento de la relación, sino simplemente porque no existían los avances que tenemos ahora en los que dos personas que vivan en puntos distintos del mundo puedan mantener una conversación vía móvil sin necesidad de pagar una gran cantidad de dinero. Pero debemos ser conscientes de que depende de nosotros y de nuestra actitud hacia ello lo que determine si es beneficioso o no el uso de las redes sociales. Ser conscientes, por tanto, de que un uso excesivo y descontrolado de las mismas puede influir de una forma negativa en nuestras vidas, creando una rutina patológica en el uso de éstas, es decir, las redes sociales pueden convertirse en un canal de comunicación altamente adictivo para la persona, ya que nos proporciona una gratificación instantánea puesto que la comunicación es en el momento.

 

Debemos recordar que en las redes sociales no existen las entonaciones ya que depende de la propia persona, que le falta la parte fundamental del lenguaje, la parte no verbal, la que puede mostrarnos sentimientos y pensamientos solo con expresiones faciales o movimientos corporales y que una vez que apretamos el botón “enviar”, nada nos pertenece. La pérdida de control, una interferencia grave en la vida diaria de una persona así como una dependencia constante son alguno de los síntomas que identifican a las personas, que han pasado de ser usuarios frecuentes de las redes sociales y WhatsApp, a adictos de las mismas.

en las redes sociales no existe la parte fundamental del lenguaje, la parte no verbal

Las redes sociales y la estabilidad de la pareja

Si las redes sociales influyen en relaciones como la amistad o la identidad de la propia persona ¿cómo no va a influir en las relaciones de pareja?

 

A pesar de ser de gran utilidad las redes sociales, éstas han dado lugar a que múltiples parejas tengan conflictos por celos, desconfianza, falta de comunicación así como posibles infidelidades vía internet. Si tenemos en cuenta que existen muchas parejas con problemas de comunicación y en las que hay instalada cierta desconfianza entre ambos, el uso de redes sociales se convierte en el chivo expiatorio que termina por romper la pareja. No con ello estoy afirmando que el uso de redes sociales sea el causante de las rupturas de pareja, sino que puede convertirse en una de las causas que propicie el fin de una relación, ya que como he citado anteriormente, no son las redes sociales en sí un enemigo del hombre sino que es el uso de las mismas lo que condiciona el desarrollo de nuestra vida. Por ello una pareja que se encuentre en un momento difícil de su relación puede ser víctima de las redes sociales, ya que darán pie a analizar cada uno de los pasos que dé su pareja ¿por qué subió esa foto?, ¿qué quiso decir con ese tuit?, ¿quién es esa persona que sale con él/ella en la foto?, ¿por qué no me respondió mi mensaje de anoche si estaba conectado/a?...

 

En muchas ocasiones no son más que malos entendidos que fácilmente podrían subsanarse conversando y aclarando lo que cada uno considera que debe quedarse en la intimidad de la pareja o puede ser público, pero en otras no se queda en eso, sino que evoluciona hasta instalarse la desconfianza entre ambos, y dado que nada tiene un significado exacto (ya que depende de la entonación e importancia que le dé la persona que lo lee) nosotros mismos empezamos a darle significado a todo lo que dice o hace la otra persona y ello da paso a un distanciamiento en la pareja. En definitiva es como un círculo vicioso, no aclaramos lo que debería quedarse en nuestra privacidad, no somos sinceros el uno con el otro, instalamos la desconfianza, en lugar de preguntarle a tu pareja prefieres “expiar” sus movimientos en las redes sociales y así sigue el círculo hasta que la pareja no tiene nada que la sustente y tienen que romper.

las redes sociales pueden convertirse en una de las causas que propicien el fin de una relación

Francesc Núñez, sociólogo de la universidad de Cataluña, dice lo siguiente con respecto a las parejas y las redes sociales: “Ante vidas deprimidas por una situación que puede resultar límite, como es una crisis, las redes sociales abren todo un campo para hacer volar palomas y permiten soñar la promesa de un futuro mejor y una vida más llena gracias al amor”.  Este autor nos habla sobre la necesidad que tiene el hombre de socializar, de relacionarse con los demás, amigos o nuevos conocidos, y de experimentar que durante un rato está libre de obligaciones y de responsabilidades. Esa experiencia nos lleva a publicar información que en muchas ocasiones al leerla están fuera de contexto y dejamos que los demás lo interpreten como quieran, lo que puede hacer que aumenten los celos en la pareja y por consiguiente la tensión y la desconfianza.

 

¿A qué hora te acostaste?, ¿con quién te escribes?, ¿por qué no me contestas si sé que acabas de leer mi mensaje? El WhatsApp, al que le asociamos el “Síndrome del doble check”, se ha convertido en un arma de doble filo en la pareja, ya que teniendo en cuenta que no necesitamos mirar el ordenador o las facturas de las llamadas, sino que simplemente mirando el teléfono de uno mismo se obtiene información tan concluyente como las conexiones a destiempo de tu pareja, puede hacer que uno de los cónyuges se obsesione por controlar lo que hace el otro a cada minuto. Por ello el hecho de utilizar dicha aplicación de forma irracional y como una herramienta de control puede crear conflictos en la pareja o ser el detonante para que ésta rompa.

 

La solución, para todos estos conflictos, no es más que aplicar a la vida digital el sentido común que, se presupone, tenemos en nuestra vida diaria.

la identidad virtual y la real se han acercado tanto que casi no somos capaces de distinguirlas
pareja whatsapp