Pasó por accidente, mientras no miraba”. Así nos define su éxito. Llegamos a su casa de Amsterdam y nos recibe con su característico ingenio y sentido del humor. Para las fotos se sienta en su sillón, coge una taza de café y coloca al lado un montón de libros –obras que le han inspirado y que además ha visto desde el retrovisor durante semanas en las listas de ventas–. Es una de esas personas con las que apetece pasar un rato y simplemente escucharle. Sus libros han estado en las primeras posiciones de iBookstore y Barnes & Noble, aunque él curiosamente no se gana la vida escribiendo historias, sino escribiendo código. Conozcamos la Historia de Mikel Santiago.

Un éxito inesperado, ¿podríamos definir así lo que has vivido con tus obras hasta ahora o realmente una parte de ti lo esperaba?

Soñado sí, esperado no. He pasado de un público de veinte amigos y amigas que leían mis cuentos, a unos cuantos miles que se han bajado mis historias y se lo han pasado bien leyéndolas. Gente que me puntúa con cinco estrellas en iTunes, que me envía correos animándome a escribir. Es más o menos como un sueño hecho realidad. Aunque claro, cuando te pasa y miras hacia atrás también ves que has trabajado un ratito para llegar hasta aquí. Pero no siempre pasa. Me considero afortunado y doy gracias.

 

Ver tu nombre en las primeras posiciones de las listas de iBookstore o Barnes & Noble debe producir un subidón importante de adrenalina.

Me cuesta mucho creerme las cosas. Soy un pelín inseguro y esto de ser escritor, seamos realistas, no es una profesión que le recomendaría a alguien con un poquito de ansiedad existencial. Bueno, o quizás sí –porque o te mata o te hace mas fuerte–. En mi caso, el éxito de Historia de Un Crimen Perfecto me alivió un poco la tensión existencial de “¿para qué me pongo a escribir todos los días?”, me animó seguir, que no es poco, y a escribir mi primera novela.

 

"Me llamo Eric Rot y escribo estas últimas líneas de mi vida para confesarme: Soy un asesino. Yo lo hice. La maté". Así comienza Historia de un crimen perfecto. Debo confesar que es una obra que me enganchó por completo. He llegado a leerte en alguna ocasión que todos tenemos un poco de Eric en nuestro corazón. Esta afirmación puede parecer un poco inquietante... ¡Explícanos esto!

Siempre había querido escribir desde la óptica de un culpable, quizás porque tengo un Gran Culpable dentro de mí (Ojo: sin crímenes ni nada de eso a mis espaldas). Pero es un tema que conozco y disfruto exorcizando mientras escribo. Además, Eric es una combinación interesante: un hombre íntegro que ha hecho muchos sacrificios para llegar donde ha llegado, y por otro lado alguien que se niega a sí mismo la felicidad. En un acto de cobardía opta por una solución rápida a sus problemas. ¿Os suena? A mí si. En algún momento de nuestras vidas, muchos hemos sido Eric. Por eso la gente le comprende y hasta le coge cariño.

 

La última noche en Tremore Beach. Este es el título de tu próxima novela que será lanzada próximamente por Ediciones B. ¿Consideras que es tu primera gran novela?

La Última Noche en Tremore Beach es mi primera novela en varios aspectos. El desarrollo de los personajes, la complejidad de la trama y los recovecos narrativos. Supuso un montón de retos técnicos y por encima de todo, una gran pelea contra mis propios miedos como escritor. Pero finalmente llegué al último párrafo y no me he muerto, cosa que me alegra. Espero de verdad que, los que la lean, aprecien el hecho de que haya sobrevivido hasta la última línea.

 

Es un thriller psicológico que ocurre en un remoto pueblo del norte de Irlanda. No quiero desvelar mucho, pero creo que tiene los ingredientes de una buena novela de suspense. Un músico en horas bajas, una casa en la playa, unos vecinos en apariencia normales y muchos secretos del pasado que vuelven para buscarles. Estoy especialmente orgulloso del final y espero que, a todo el que lo lea, le suba la fiebre un par de puntos y no duerma bien esa noche.

 

En los últimos tiempos se ha experimentado una oleada de escritores indies. De hecho, así te denominabas cuando pasaste por MacToday hace unos meses. Ahora que tu próxima obra será publicada por una editorial como Ediciones B, ¿te sigues considerando así?

Si por Indie nos ajustamos a la definición del que se auto-publica y se monta su propio negocio de venta de libros, entonces: Sí,  oficialmente he muerto como Indie desde que firmé mi contrato con Ediciones B.

Me apetecía probar la experiencia de la editorial y además, Ediciones B se mostró tan entusiasmada con La última noche en Tremore Beach que fue muy difícil no picar.

La obra sale este 4 de Junio, casi seis meses desde la firma, lo cual no es muy común y están trabajando en ella (diseño, promoción, etc.) como jamás se me hubiera ocurrido hacerlo a mí. Por otro lado, quiero seguir manteniendo mi “Indie”pendencia. Escribo mucha fantasía y ciencia ficción, que quizás no vende tan bien como otras cosas (thrillers y negra). Así que cierta obras las auto-publico, y con otras voy al mundo de los editores. Espero que sea un win-win a largo plazo.

 

La realidad es que ahora quien quiera puede coger su bolígrafo o teclado, escribir, y publicar en tiendas como iBookstore o Amazon sin depender de editoriales. Esto sólo puede beneficiar al lector, ¿no es así?

Es verdad. Nada más pinchar el botón de “publicar”, en ese mismo instante (y quizás por unas horas) compites con los grandes: Gómez-Jurado, Zafón, Reverte… Y si resulta que has tenido suerte y has escrito una buena historia, y además alguien te da una pequeña oportunidad la lee y te puntúa bien… ¡magia!. El digital es un mundo donde el texto se defiende solo. No hay promo, no hay reputación, no hay expectativas. Es un buen escenario para darse a conocer y para descubrir talento. Dicho esto, la labor del editor no se puede menospreciar tampoco. En el mundo digital, donde se puede y se publica tanto, el trabajo de “encontrar” obras de calidad, distinguirlas y apoyarlas no es algo trivial. Creo que, en cuanto la industria se vaya adaptando, el público agradecerá disponer de ambas cosas: El editor con su solidez y el indie apostador.

 

Por aquí han pasado algunos compañeros como Juan Gómez-Jurado o Bruno Nievas. A los dos le hicimos esta pregunta: ¿qué es lo que hace que el público esté dispuesto a pagar por un libro, una canción o una aplicación?

Uff. ¡Esa pregunta es difícil! Hay tantas motivaciones diferentes para comprar (sobre todo cuando se puede obtener gratis por otros medios). Muchas veces se compra por “poseer”, en el sentido más psicológico de la palabra. Yo me he comprado un disco para tener un trozo del artista en mi casa. Para sentirme parte de su obra y su mundo. Con los libros, por ejemplo, es todavía más obvio. El olor, el tamaño, el color de un libro es irremplazable. Es como tener mil fotografías en tu ordenador, pero terminar mirando sólo la que tienes enmarcada en la mesilla de noche. Hay personas románticas que pagan por subirse a torre Eiffel, y otras que utilizan ese dinero para comprarse ruedas nuevas para su coche.

Pulsa para leer la batería de preguntas cortas

Todo el mundo sabe por qué gasta su dinero. Lo que también debemos comprender es que ciertos productos están un poco desprotegidos desde la llegada de internet. Yo soy músico, escritor y también conozco el mundo del software. Las tres profesiones exigen devoción, muchos años de trabajo y mucho amor, y a veces, la única forma de compensarlo económicamente es vender copias. Confío en que hay mucha gente ahí fuera que se va dando cuenta de esto.

 

No sólo escribes novelas, ¡también código! Eres programador y nos encontramos en el App Store con un juego desarrollado por ti: The Red Dart fighter. ¿Mercados como el App Store son tan rentables como dicen o sólo ganan los cuatro grandes que están arriba?

Sí, me has pillado. Me gano las alubias programando, aunque los juegos sólo son una diversión de fin de semana. RDF nos dio muchas alegrías como programadores y gamers, pero nos dejó muy poco oro a repartir. No sé cuánto dinero hace el resto. En la lápida de todo desarrollador indie debería escribirse: “Parece que todo el mundo se ha forrado menos yo”.

 

De vez en cuando llega un Flappy Bird al App Store o a Google Play y arrasa en descargas. ¿Cuál crees que ha sido la clave del éxito tan rápido cosechado por este juego en concreto?

Supongo que hay ondas psicológicas en el mercado. La AppStore nació con juegos sencillos, después vinieron los grandes estudios e impusieron su ley de hierro, con cosas espectaculares, y después de un reinado de varios años, vuelven los indies a la carga con mucha caradura e ideas fresquísimas que se ajustan más a lo que esperas de un juego para irte al W.C o en el metro.

 

Actualmente resides en Amsterdam. ¿Qué tal tu vida por allí? Ya has vivido en varias ciudades europeas, ¿no es así?

Es un buen sitio para vivir. Una ciudad pequeña, bastante cosmopolita y entretenida. Muchos cafés para escribir y muchas empresas de tecnología donde ganarse unos durillos escribiendo código. Además me encanta ir en bici con lo cual la combinación es muy buena. Antes viví en Irlanda, Dublín, que es más canalla y la echo mucho de menos. Quizás por eso, nada más irme, comencé a escribir La Última Noche En Tremore Beach, que tiene lugar en una playa del norte de Irlanda. Más veces de las que te creerías acabo en un pub irlandés en Amsterdam, Bilbao, Madrid… ¡tomándome una Murphy´s por los viejos tiempos!