Para plantear todas estas posibilidades vamos a poner un ejemplo sencillo de lo que podría ocurrir en un futuro no muy lejano. Imagina que entras en tu tienda de ropa favorita. Ya en casa has estado navegando por su aplicación y te ha gustado una prenda que has marcado en tu lista de deseos. Puesto que ya has habilitado su uso en tu iPhone, justo en el momento en que estás entrando en el establecimiento la marca te está indicando en qué zona del local se encuentran esos vaqueros que tanto te gustaron, sin embargo, de camino a aquella sección recibes un mensaje personalizado diciendo que la chaqueta que está a tu lado le vendría que ni pintada al pantalón que te compraste el mes pasado, y que además está hoy de rebajas (qué casualidad). Te paras, la echas a la cesta y sigues adelante hasta tu pantalón deseado. ¿Quieres probarte la ropa pero no te acuerdas dónde estaban los probadores? No hay problema, a través de los iBeacons repartidos por el local tu dispositivo te va guiando hasta allí. Por último y una vez visto que ambas prendas te sientan genial las pagas desde tu dispositivo gracias a la identificación Touch ID.

 

Visto todo lo anterior, intentemos extraer sus ventajas. Desde nuestra perspectiva son muy obvias, pues se trata de una compra mucho más inteligente, pero también más cómoda, pues dejamos de perder un tiempo valioso buscando y comparando. Se acabará eso de andar a la deriva por los centros comerciales. ¿Y desde el punto de vista del comercio? Ha conseguido que te lleves una prenda adicional y probablemente mediante la implantación de esta tecnología, está atrayendo a muchos geeks como tú, que se mueren por probar estos artilugios, de modo que está vendiendo más que sus competidores.

¿Habría sido posible todo esto gracias a la localización GPS? Nunca, de ninguna manera pues esa tecnología no funciona bien en interiores, por tanto aquí iBeacon es un claro ganador. ¿Y la tecnología NFC? ¿No podría mediante ésta realizarse la misma operación descrita antes? Tampoco, pues necesita de una proximidad mucho mayor entre nuestro dispositivo y el receptor, por lo que no podría advertir nuestra presencia a menos que fuese muy deliberada por nuestra parte.

 

Quizás digas: “vale Daniel muy bien, pero esto también tendrá sus inconvenientes, ¿no?”. Por supuesto, como toda tecnología, las bondades irán en consonancia a su buen uso. Imaginad algunos escenarios no tan amables. Por ejemplo, entras en un centro comercial y la tecnología iBeacon se extienda; en el caso de que hayamos habilitado la función a numerosas marcas, estas no van a dejar de enviarnos ofertas para que entremos a su tienda si pasamos junto a ella. Es por eso que esta novedad puede acabar convirtiendo nuestra visita a un centro comercial en una constante consulta de nuestro smartphone (¿no lo hacemos ya?). Por otra parte también debemos hablar de la privacidad. Para que una empresa pueda hacernos publicidad de su producto o darnos un cupón de descuento debe conocer cuáles son nuestros hábitos y gustos. ¿De dónde extraerá esa información? Obvio, de nuestro móvil y de todo lo que nosotros dejemos que les cuente. Como siempre dependerá de cuánto nos gusta que las marcas sepan de nosotros, aunque los propietarios de smartphones que además somos asiduos en redes sociales ya estamos acostumbrados a este juego, ¿no es verdad?

 

¿Y desde el punto de vista del comercio? ¿Cuáles podrían ser los peligros para ellos? El único que se nos ocurre es que el proceso de compra se haga demasiado automático para algunos usuarios, tanto es así que dejemos a un lado esa sensación de buscar y descubrir nosotros por nuestra cuenta sus mejores productos, en un proceso relajado y al azar como es hoy en día una tarde de compras con la pareja o la familia.

 

Sea como sea, como ya nos tiene acostumbrados, Apple ha dado una vuelta de tuerca a una tecnología de proximidad que necesitaba de ideas frescas y una forma de pensar más amplia. Lo que está claro es que aún nos quedan muchas cosas por ver en relación a los iBeacons, cosas que quizás ni imaginamos.