hemos probado: canon m
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Después de la Panasonic Lumix GX7 que probamos hace un par de números en esta revista, esta vez volvemos a dedicar nuestra sección “Hemos probado" a otra cámara, aunque en esta ocasión hablamos de la nueva Canon M, la primera cámara micro 4/3 de la marca. Después del auge que ha tenido este segmento, al que muchos han calificado como el salvador de las cámaras tradicionales, se generó mucha expectación por ver qué harían los dos grandes, Nikon y Canon. ¿Serían capaces de hacer frente a Olympus Panasonic o Sony o llegarían tarde y mal? Veamos cómo es la nueva Canon M.

 

El tamaño, como de costumbre en estas cámaras, es bastante compacto y comedido sobre todo si lo comparamos con las réflex tradicionales. El peso del cuerpo es de 298 gramos, como un iPad mini, por lo que nos sentiremos muy cómodos con ella en la mano. Sin embargo, si nuestro objetivo es el 18-55mm que viene en algunos kits el peso sube hasta más de 600 gramos, unos 200 gramos más que el iPad Air, y la cámara deja de sentirse cómoda en la mano; en el día a día notamos como el peso del objetivo hace que la cámara se nos balancee hacia delante. También perdemos parte de la portabilidad tan característica en estas cámaras, por lo que si no nos importa prescindir del zoom es una opción más recomendable acompañar a la Canon M con el objetivo tipo pancake de 22mm de la marca.

 

En cuanto al color de la cámara, Canon nos cedió el modelo rojo.  Su acabado glossy tiene un inconveniente, y es que es sucio y deja muy patente las marcas de los dedos. Tampoco es muy adecuado tener que instalar un accesorio para sacar fotos con Flash. Si bien el hecho de que sea externo hace que tenga algo más de calidad y de capacidad de iluminación, tener que llevar un accesorio extra en una cámara tan compacta y portátil se puede convertir en algo un poco tedioso y es probable que nos lo acabemos olvidando en casa.

 

En el apartado técnico nos encontramos con un sensor CMOS de 22,3 x 14,9 mm con una proporción de 3:2 y con una resolución de 18 megapíxeles. El sistema de enfoque es muy rápido gracias a sus 31 puntos de referencia y el procesado de las imágenes se hace a la velocidad de la luz gracias al chip DIGIC 5. Sin embargo, y aunque el ruido es más que aceptable en las distintas sensibilidades ISO, sí que he notado que en comparación con una cámara réflex, la Canon M necesita números ISO más altos para captar la misma cantidad de luz.

 

Como usuario de cámaras réflex durante muchos años he echado en falta un visor electrónico, sin embargo la gran calidad de la pantalla táctil me ha hecho olvidarme en muchas ocasiones de este pequeño detalle. El hecho de que la pantalla sea táctil no solo condiciona la experiencia de usuario, bastante buena teniendo en cuenta que hoy en día todo el mundo está acostumbrado a tocar la pantalla, sino también el software. A diferencia de lo que ocurría con la Lumix GX7, la interfaz de usuario es mucho más simple e intuitiva, en este sentido se nota la experiencia de Canon.

 

En general estamos ante una buena cámara que puede satisfacer perfectamente tanto a los usuarios convencionales que quieren más calidad como a los usuarios más avanzados que buscan una segunda cámara.

por Asier García. Vídeo realizado por Rubén Fontela

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