Se trata de un tema complicado y que da lugar a opiniones enfrentadas. Por un lado, tenemos a los taxistas, quienes reclaman la prohibición de Uber. Por el otro, están los desarrolladores y usuarios de esta aplicación, quienes aseguran que es totalmente legal y se respaldan en que únicamente fomenta la colaboración colectiva. Resulta complicado inclinarse por un lado u otro de la balanza, pero a lo largo de este artículo vamos a intentar analizar la situación y los diferentes puntos de vista.

Si a lo largo de las últimas semanas has estado al tanto de las noticias, seguro que habrás oído hablar acerca de la polémica que ha surgido entre los taxistas y Uber.
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Antes de nada, ¿qué es Uber?

Uber es una startup con sede en California, cuyo objetivo principal es ofrecer a sus usuarios un medio de transporte rápido y económico. Para ello, se encarga de poner en contacto a través de su aplicación para móviles a viajeros y conductores, los cuales se ofrecen para trasladar a los usuarios a cambio de una compensación económica. Esta aplicación gratuita genera beneficios a través del cobro de un porcentaje sobre el importe del viaje, cuyo pago se realiza desde la misma aplicación. El uso de la app es bastante simple, ya que tan solo has de solicitar un conductor, esperar a que venga a recogerte y pagar el viaje a través de tu smartphone tan pronto hayas llegado al destino. A pesar de que los taxistas argumentan lo contrario, en Uber se han tomado muy en serio la seguridad, ofreciendo incluso un sistema de valoración de conductores gracias al cual, una vez finalizado el viaje, podrás hacer saber al resto de usuarios de la aplicación si el conductor es una persona responsable, otorgándole la puntuación que consideres conveniente. En la actualidad, Uber opera en 38 países, entre los cuales se encuentra España, donde únicamente está disponible desde hace unos meses en Barcelona. Aun así, los taxistas ven ya en esta aplicación una futura amenaza.

El objetivo principal de Uber es ofrecer un medio de transporte rápido y económico
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Comienza la polémica
Los taxistas al grito de "¡Uber, ilegal!", aseguran que actúa al margen de
la ley

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Todo comenzó a principios del mes pasado, cuando las principales asociaciones de taxistas convocaron una huelga de 24 horas para el día 11 de junio. Con ello, pretendían mostrar su descontento por la llegada de Uber a España. Una amplísima mayoría de taxistas secundaron la huelga, lo que hizo que fuese prácticamente imposible encontrar un taxi en las principales ciudades españolas. La huelga no solo tuvo un seguimiento abrumador en ciudades como Madrid y Barcelona, sino que a lo largo de toda Europa se produjeron parones similares para protestar contra esta situación. Los taxistas, al grito de “¡Uber, ilegal!” advertían de la importancia de condenar este tipo de servicios, asegurando que actúan al margen de la ley. Las asociaciones de taxistas reclaman que resulta injusto que ellos tengan que afrontar el pago de caras licencias, controles periódicos, así como el pago de impuestos, mientras que haya gente que se dedique a hacer negocio evadiendo todas estas obligaciones. Avisan también de que existe un importante riesgo para la seguridad de los pasajeros, ya que es obligatorio disponer de un seguro especial del vehículo y haber superado un examen para poder realizar este tipo de servicios. Solicitan, por tanto, la ilegalización de Uber, ya que tal y como explican, existen conductores no profesionales que están obteniendo un beneficio por algo que, según las leyes actuales, es ilegal.

 

Pero, ¿no es lo mismo que BlaBlaCar? Cuando esta empresa llegó a España no se desató ninguna polémica, y puede que te hayas preguntando por qué. El motivo es que no se trata del mismo servicio, y es que mientras que BlaBlaCar se encarga de poner en contacto a viajeros con los que realizar viajes largos con el único fin de compartir los gastos de la gasolina, en Uber se encargan del facilitar el traslado de personas dentro de la ciudad con el fin de generar un beneficio económico, algo que, como ya hemos mencionado, es ilegal.

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La huelga logró el efecto contrario
Lo único que se ha conseguido es realizar una inmensa y gratuita campaña publicitaria

Si los taxistas españoles pretendían lograr que con su huelga se prohibiese el uso de Uber, más bien han conseguido todo lo contrario. A los pocos días de terminar la huelga, la aplicación comenzaba a escalar posiciones de un modo vertiginoso en los rankings de la App Store y Google Play. Este hecho pone de manifiesto que mucha gente que no había oído hablar nunca acerca de Uber se ha mostrado interesada por la aplicación hasta el punto de llegar a descargarla en su smartphone. Como vemos, lo único que se ha conseguido es realizar una inmensa y gratuita campaña publicitaria.

 

Ahora mismo, los taxistas ven en Uber al enemigo, algo que desde esta compañía no han tardado en aclarar que no debería ser así. Tal y como han comunicado, ellos solamente se encargan de ofrecer lo que el público demanda: un modo de transporte más barato y eficaz. Aun así, han asegurado que están dispuestos a dialogar con las asociaciones de taxistas con el fin de llegar a posibles acuerdos, afirmando que no pretenden actuar al margen de la ley, pero que al tratarse de un nuevo sector, ven necesaria la actualización de la normativa con el fin de adaptarla a estos nuevos modelos de negocio que fomentan el consumo colaborativo.

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¿Miedo a la innovación?
El único remedio que le quedaría al sector del taxi es resignarse y aprender a convivir con Uber

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Todos sabemos desde hace tiempo que la tecnología ha llegado para quedarse. Está presente en todas partes y ha cambiado una enorme cantidad de sectores diferentes de una forma drástica. Las comunicaciones, el comercio y el mundo de la música y el cine, son solo algunos de los sectores que se han visto obligados a adaptarse a la era digital con el fin de sobrevivir. En su momento, en cada uno de estos campos surgieron dudas y miedos acerca de cómo podrían verse afectados sus modelos de negocio, pero no se intentó frenar la innovación. Muchos de los sectores afectados por la tecnología han sabido adaptarse a los nuevos tiempos, y es que es importante saber reinventarse. Que hace décadas un sector determinado funcionase de un modo en concreto, no significa que deba seguir siendo así por siempre.

 

Aun así, estamos de acuerdo en que debería encontrarse un modo de regular este tipo de servicios con el fin de que puedan convivir junto a los sectores tradicionales sin ser tachados de ilegales y operar con miedo a ser perseguidos. Es necesaria la modificación de las leyes actuales con el fin de aclarar las obligaciones a las que están sometidas estas aplicaciones y establecer un marco legal bajo el cual Uber pueda operar de forma legítima. Si esto se consigue, el único remedio que le quedaría al sector del taxi es resignarse y aprender a convivir con Uber. Es decir, adaptarse a los nuevos tiempos con diferentes medidas, como el establecimiento de nuevas tarifas, características más atractivas para los usuarios o servicios complementarios para que la gente se decante por el uso de los taxis. No se trata, por tanto, de prohibir las innovaciones que empujan la sociedad hacia delante, sino de encontrar alternativas para lograr convivir con las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías. El tiempo dirá cómo se resuelve esta situación.

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