2 de 6 o cabe duda de que la tecnología está cambiando por completo nuestras vidas.
En la actualidad, existen multitud de productos y servicios que hace una década no habríamos podido ni siquiera imaginar, y si nos centramos en el campo de la telefonía móvil, si hace un tiempo le hubiésemos dicho a alguien que en el año 2014 podríamos realizar una videollamada en tiempo real con alguien al otro lado del mundo y de forma gratuita, nos habrían tachado de locos. A pesar de todos los beneficios que la tecnología proporciona, el auge de los smartphones está provocando que muchas personas no puedan despegarse de su teléfono, con los inconvenientes que ello conlleva. A lo largo de este artículo intentamos analizar las consecuencias de este problema. N
La influencia de la tecnología en la sociedad

La evolución de la tecnología y el auge de los smartphones ha conllevado una enorme serie de cambios positivos en la sociedad. Solo en la App Store existen más de 1,2 millones de aplicaciones, y una cifra similar encontramos en Google Play, lo cual pone de manifiesto el mundo de posibilidades que ofrecen los teléfonos móviles en la actualidad. Desde permitirnos estar en contacto con nuestros amigos y familiares, controlar nuestras finanzas, gestionar las redes sociales, hacer fotos, retocar imágenes... pasando por un sinfín de funcionalidades más, las posibilidades que ofrecen son prácticamente infinitas. Si tenemos en cuenta que el mundo de los smartphones y las aplicaciones es un mercado joven y en pleno crecimiento, estas

posibilidades son dignas de admirar. Aun así, a pesar de todos estos beneficios, si no se tiene un mínimo de cuidado, el uso del teléfono móvil puede convertirse en una adicción, algo que se está empezando a observar en muchos usuarios.

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4 de 6 La confirmación de la adicción

Aunque cueste reconocerlo, la adicción al móvil es algo más común de lo que se piensa. Si cada vez que recibes una notificación en tu terminal sientes la necesidad de comprobar de qué se trata independientemente de que te encuentres en mitad de una conversación con otra persona, o bien sientes vibrar tu móvil para después comprobar que no has recibido ninguna llamada, puede que sufras adicción al móvil. El problema es que si esta adicción no se toma en serio y no se ponen los remedios necesarios para terminar con ella, puede convertirse en algo mucho más serio, llegando al punto de que la persona afectada no pueda ni siquiera salir de casa si no lleva encima su teléfono. Este trastorno recibe el nombre de nomofobia, que proviene del inglés “no-mobile-phone phobia”, y fue descubierto tras un estudio realizado en Reino Unido a más de 2.000 personas, de las cuales más de la mitad sufrían una fuerte ansiedad al darse cuenta de que se habían dejado el móvil en casa.

Seguro que en más de una ocasión habrás observado la típica escena en la que un grupo de amigos está cenando en un restaurante y, en lugar de conversar entre ellos, todos están mirando hacia abajo, a la pantalla de sus móviles. Se trata de una situación que cada vez se repite con más frecuencia, tanto que es vista ya como algo normal y es tomada a broma. Puede que incluso hayas vivido esta escena en primera persona, y estarás de acuerdo en lo molesto que resulta. En una época en la que estamos permanentemente conectados, es lógico que haya ocasiones en las que tengas que leer un email que estabas esperando o contestar un mensaje urgente que acabas de recibir. El problema aparece cuando esto se convierte en algo rutinario y finalmente se termina por prestar más atención al teléfono móvil que a la persona que tienes enfrente, algo que denota una falta de interés y de educación enorme. Como decíamos, la sociedad es ya consciente de este problema, y de hecho, existen algunas soluciones para evitarlo.

Por ejemplo, mucha gente ha comenzado a obligar a los asistentes a una comida a poner el teléfono móvil en el centro de la mesa. Con ello, se pretende obligar a que quien primero coja el suyo, pague la cuenta. Existen incluso varias aplicaciones destinadas a terminar con la adicción a los móviles y ayudarnos a conseguir desconectar de nuestro teléfono, lo cual resulta un tanto paradójico. Una de estas aplicaciones es FaceUp, que está disponible por 1,79€ tanto para iOS en la App Store, como para Android en Google Play. La app, que ha sido desarrollada por dos emprendedores de Barcelona, pretende promover un estilo de vida en el que el usuario no dependa constantemente de su teléfono móvil. Para ello, podrás realizar un test con el que conocer tu nivel de adicción al móvil y posteriormente participar en un programa con diversos retos con los que poco a poco lograrás superar la necesidad de estar constantemente utilizando tu smartphone.

Otra aplicación con un objetivo similar es Moment, aunque únicamente está disponible para iOS a un precio de 3,59€. Una vez descargada, esta app se encargará de controlar el tiempo que pasas con tu teléfono para posteriormente hacer un informe con la información recogida. A partir de este informe, será capaz de establecer límites de uso diarios y te avisará en el caso de que los superes. Este tipo de soluciones ponen de manifiesto al punto al que está llegando la situación: que personas adultas tengan que depender de castigos o aplicaciones de este tipo para prestar atención a la gente con la que se encuentran no tiene mucho sentido.

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Desconectar para conectar

Por supuesto, la culpa no es de la tecnología o de los teléfonos móviles, sino de los usuarios y su falta de control. La tecnología únicamente se encarga de facilitar la vida a las personas, pero el problema es que una gran cantidad de usuarios no saben establecer unos límites entre la tecnología y su rutina diaria, por lo que terminan por convertirse en esclavos de sus teléfonos.

 

Vivimos en una sociedad cada vez más conectada, algo que, paradójicamente, nos hace vivir más aislados y distanciados de las personas que tenemos a nuestro alrededor. Pasamos tanto tiempo manteniendo conversaciones con personas que se encuentran a decenas o cientos de kilómetros de distancia que terminamos por ignorar a la persona que tenemos frente a nosotros.

Ni mucho menos estamos en contra de los smartphones, y es que no hay nada de malo en dedicar parte de nuestro día a visitar las redes sociales, ponerse al día con gente con la que no hablamos a diario o gestionar nuestro email.

 

Aun así, todo tiene su momento y deberíamos recordar la importancia de desconectar con más frecuencia de nuestro teléfono móvil con el fin de conectar con las personas que tenemos a nuestro alrededor. De lo contrario, estaremos renunciando a muchos momentos que no volverán a repetirse, por lo que quizá deberíamos preguntarnos más a menudo si de verdad es tan importante lo que nuestros contactos de WhatsApp tienen que decirnos, o si esa foto en la que acaban de etiquetarnos no puede esperar hasta llegar a casa.

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