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ay algo en los productos de Apple que nunca vemos, a veces ni siquiera somos conscientes. Se trata de la historia que hay detrás de ellos, la que no se narra ni aparece en la web oficial como noticia destacada. Se trata de la idea de alguien mientras viaja pensando lo fantástico que sería tener 1000 canciones en el bolsillo, o de mirar un teléfono inteligente y pensar claramente "nosotros podemos hacerlo mejor".

 

A veces recorro mentalmente los pasillos de Cupertino y me pregunto cómo serían los momentos que se vivieron allí. No me refiero a los muros del edificio actual, ni a los del pasado, ni a los del futuro. Me refiero a la estructura que envuelve la idea de Apple como empresa, y la energía que se vivió en cada momento de su historia desprendida como una reacción nuclear por la fisión de las ideas de sus integrantes. Seguro que ahora mismo te viene a la mente una figura en concreto pero no, hoy no hablaremos de él. Hoy hablaremos de alguien a quien me gusta referirme como "el otro" Steve Jobs.

 

Sé que es temerario –e injusto– hablar así de alguien. Pero pocas personas en la tremenda historia de Apple podrían aguantar esa carga como Jean-Louis Gassée. Creo que incluso el propio Jobs estaría de acuerdo conmigo si revisamos la actuación de este personaje en el papel de la compañía: no ya por las decisiones que tomó, también por las que se negó a aceptar. Y de todas ellas, todavía vivimos sus consecuencias hoy.

 

Cuando Jobs fue arrancado del proyecto Macintosh, la junta directiva de Apple buscaba a una figura capaz de liderar el proyecto con firmeza pero entendiendo el global de la compañía –estábamos hablando de buscar un sustituto a Steve Jobs– y ni siquiera el consejo de administración se ponía de acuerdo. Fue John Scully, CEO de Apple por aquella época, quien dirigió las miradas hacia el hombre que lideraba Apple en Francia, y todos estuvieron de acuerdo que su capacidad de toma de decisiones y la habilidad para conseguir que la gente hiciera lo que él quería, serían cruciales. ¿Te suenan estas características?

 

Me gusta pensar que todos, cada uno de nosotros, somos la suma de las personas con las que nos relacionamos y cuyas acciones nos afectan a nosotros, y a nuestro entorno. Nadie habla aquí del libre albedrío, sino de un cierto sentido de la influencia que, situando los puntos en línea, es capaz de relacionar el presente con características familiares del pasado.

 

Gassée no tenía nada que ver con los ejecutivos de la Apple de mediados de los ochenta. Era completamente informal, casi cómico en la presentación de sus productos y le gustaba vestir con cierto grado de uniformidad: nada de trajes, mejor una chaqueta de piel. Y tenía las ideas muy claras: cuando cogió las riendas del proyecto Macintosh, fue uno de los artífices de no licenciar el sistema operativo Mac OS a terceras marcas.

 

Su visión del proyecto era clara, tan clara que incluso a veces se ha cuestionado si Jobs y él mantuvieron cierto contacto en la sombra por la similitud de ciertas ideas: la experiencia de uso de un Macintosh debía ser completa, y jamás debería degradarse por querer ofrecer una máquina barata que no contara con la intersección completa de software y hardware. Tajante: nadie, jamás, construiría un Mac con otro hardware de manera "oficial". Todo lo debían ofrecer ellos. El pilar fundamental de la Apple actual no se derrumbó en aquel momento, a pesar de poner a media compañía contra él. Era como si el ADN de Apple estuviera en su sangre.

 

Fue también un visionario, en cierta forma, pero situado en un marco tecnológico que aún no estaba preparado: creía firmemente en la portabilidad y en los dispositivos móviles conectados, y fruto de un proyecto avanzado de investigación, nacería más tarde el Newton MessagePad, uno de las ideas más revolucionarias de la época y un sonado fracaso para Apple por no entender que el mercado no era maduro para ello.

 

Tampoco podemos olvidar el Macintosh Portable, otro de los hitos tecnológicos de la época pero lanzado fuera de tiempo y con múltiples problemas. Sin embargo, eso les sirvió para saber qué hacer y qué no hacer en el futuro: en cierta forma, Gassée preparó a Apple golpeándose con el muro que debían golpear, y haciendo que la experiencia en estos problemas fueran la base para proyectos posteriores. Jobs renegó de los dispositivos móviles viendo los problemas de esta época y no los desempolvó hasta que la tecnología podía solucionarlos. El legado, es indiscutible.

 

Pocos han conseguido que algunas de las personas a su cargo se "manifestaran" en las puertas de las oficinas de Apple para evitar que lo echasen. O la tremenda energía con la que defendió las ideas que definen a la Apple de hoy en día, y que inevitablemente llevó a que Michael Spindler le sustituyera, separándolo de un camino que tampoco agradó a la dirección de Apple en una época donde ya todo se les iba de las manos.

 

Gassée fue otro genio dentro de Apple del que podríamos hablar durante horas y un ejemplo para pensar que la energía ni se crea, ni se destruye, sólo se transforma. Y que esta fuerza puede conseguir que una idea sea imparable, sea quien sea la que la lleve.

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