PODRÍAMOS DECIR QUE EN LA VIDA HAY DOS TIPOS DE PERSONAS: LAS QUE UTILIZAN EL CORRECTOR AUTOMÁTICO DEL MÓVIL Y LAS QUE NO. TANTO SI TE ENCUENTRAS EN EL PRIMER O EN EL SEGUNDO GRUPO, ES MÁS QUE PROBABLE QUE EN ALGUNA OCASIÓN HAYAS SUFRIDO ALGÚN MALENTENDIDO POR CULPA DE ESTA HERRAMIENTA.

Personalmente, soy de los que se decanta por utilizar el corrector en mis dispositivos iOS, ya que estoy bastante satisfecho con el funcionamiento del mismo. A medida que aprende tu forma de escribir y las palabras que sueles utilizar, se convierte en un compañero de viaje inseparable. Aun así, muchos usuarios prefieren desactivarlo nada más adquirir un nuevo dispositivo, argumentando que las correcciones propuestas por el mismo no tienen ni pies ni cabeza y solo dan lugar a situaciones de lo más absurdas. En defensa del corrector, he de decir que la mayor parte de estos errores se deben a la velocidad a la que escribimos, y es que a veces vamos tan rápido que prácticamente no acertamos ninguna letra, motivo por el cual al corrector le resulta de lo más complicado averiguar la palabra que pretendíamos escribir. A pesar de ello, no vamos a negar que todos hemos sufrido alguna vez sus errores, por culpa de los cuales hemos vivido situaciones de lo más embarazadas. Perdón, embarazosas.

 

Si perteneces al primer grupo y te decantas por utilizarlo, seguro que los malentendidos provocados por el corrector automático de tu iPhone te habrán hecho quedar bastante mal en muchas ocasiones, y más aún si tenemos en cuenta que por alguna extraña razón, siempre seremos conscientes del fallo tras pulsar el botón “Enviar”. A pesar de que cuando estas inapropiadas correcciones hacen acto de presencia mientras hablamos con algún amigo o familiar, todo queda en una anécdota divertida, lo cierto es que el corrector automático del iPhone no entiende de circunstancias, por lo que los errores llegarán en los momentos más inesperados. Normalmente, suelen presentarse en mitad de conversaciones en las que jamás deberían aparecer, como por ejemplo, una con tu jefe o con algún compañero de trabajo al que acabas de conocer. Si nunca has sufrido la vergüenza que se siente al contestar un correo a tu jefe despidiéndote con un afectuoso salido en lugar de un afectuoso saludo o al comentarle a un compañero de trabajo que te sientes un rabo confuso en lugar de un tanto confuso, puedes sentirte de lo más afortunado. A pesar de que nos pueden hacer quedar mal en este tipo de circunstancias, nuestras conversaciones con familiares o amigos a través de aplicaciones de mensajería instantánea serían mucho más aburridas si no se colase cada dos por tres algún error del tipo: prefiero la pasta con órgano, en lugar de con orégano. Mucho peor aún sería querer decirle a la persona con la que hablas que te mande una foto para terminar pidiendo que te la mame, algo que te aseguro no causará la misma reacción. En MacToday tampoco nos libramos de este tipo de confusiones. De hecho, el mes pasado, el corrector automático del iPhone nos jugaba una mala pasada en nuestra cuenta de Twitter al confundir la nomofobia (adicción al teléfono móvil) con la homofobia, cuando realmente, nada tiene que ver una cosa con la otra. Por supuesto, como suele pasar, no nos dimos cuenta del error hasta unos segundos después de haber publicado el tuit.

 

Normalmente, las equivocaciones del corrector se deben, como comentábamos anteriormente, a la velocidad a la que escribimos. Aun así, si sueles escribir en varios idiomas con el corrector activado y sin cambiar el idioma del teclado, a pesar de que escribas a la perfección podrás comprobar como el corrector sugiere correcciones de lo más extrañas. Nuestro iPhone habrá demostrado ser capaz de una gran cantidad de cosas distintas, pero el tema de manejar dos idiomas a la vez nunca ha sido su fuerte. De lo contrario, no confundiría una película guay con una película gay, un okey con un ojete o un trending topic con un trending típico. El problema es que, por supuesto, la cosa no queda ahí, y si nos descuidamos nos encontraremos con confusiones en las que un bank holiday (día libre, en inglés) se convierte en un bank holocausto o un lunch en un linchamiento, lo que podría hacer que terminásemos el día con alguna orden de alejamiento.

 

A pesar de los malentendidos que sufrimos por culpa de esta herramienta, hay que reconocer que en muchas ocasiones nos hemos excusado en su mala fama para echarle la culpa de errores ortográficos. Eso sí, el día en el que los correctores ortográficos de nuestros móviles hayan llegado a un punto en el que sean capaces de corregir a la perfección lo que hayamos escrito, se acabarán las excusas como la proximidad de la “b” y la “v” en el teclado. Hasta que eso llegue, quizá sea conveniente dedicar unos segundos de más a leer lo que hemos escrito si queremos evitar todo tipo de situaciones bochornosas.

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