personalizadas, con alta calidad, entrega rápida y exquisito trato al cliente. Poco a poco fuimos integrándonos para poder mejorar en cada una de esos aspectos y acabamos montando nuestra propia fábrica en China. Hoy estamos relocalizando la fabricación y el próximo año se fabricarán en España.
P. ¿Dentro de la hoja de ruta de la empresa se contaba con este crecimiento tan espectacular en tan poco tiempo?
R. Bueno, ha pasado bastante tiempo ya. Es cierto que si miras atrás, desde hace diez años todo ha cambiado bastante, pero el espíritu sigue siendo el mismo: talento, esfuerzo y responsabilidad. Si haces bien las cosas, todos los años generas beneficio
P. Comencemos por el principio de la historia de bq. Seis estudiantes de la Universidad Politécnica de Madrid –entre ellos tú– comienzan una aventura empresarial con la fabricación de llaves USB. ¿Cómo fue aquello?
R. (Se muestra un Rodrigo nostálgico) Cuando empezamos hacíamos casi de todo, los únicos activos que teníamos eran nuestras manos y nuestra cabeza. Así que manteníamos redes y servidores, desarrollábamos software, dábamos cursos, construíamos y vendíamos ordenadores...
Las memorias USB surgieron de la venta de hardware. Nos dimos cuenta de que no podríamos vivir de venderlas, pese a que al principio, por ser un producto nuevo, sí se podía. Nos teníamos que especializar si queríamos sobrevivir cuando fuera un producto común. Y así fue, nos especializamos en memorias USB corporativas: pequeñas tiradas muy
y no lo sacas de la empresa, cada vez tienes más recursos y puedes emprender proyectos de mayor envergadura.
P. De MemoriasUSB a Mundo Reader S.L. Bajo la marca booq lanzasteis vuestro primer lector de libros electrónicos, el booq Classic. Más tarde, en 2012, –ya con la marca bq– llegaría el e-reader bq Cervantes que fue todo un éxito en ventas. ¿Ya no es tan rentable la venta de e-readers?
R. El e-reader es un dispositivo que no ha cambiado sustancialmente desde el 2009, ha incorporado interfaz táctil, conexión a internet y luz, pero los de 2009 siguen sirviendo para leer. Es por ello que los usuarios no cambian su dispositivo tan a menudo como en el caso de los smartphones.
Es cierto que vamos quedando menos jugadores en el mundo del libro electrónico. Antes había varias marcas en cada país y ahora probablemente no queden más de diez en todo el mundo.
P. A pesar de que también os habéis introducido en el mercado de tablets, el salto definitivo de bq llega con la fabricación de smartphones.
R. El tamaño del mercado de las tablets es más grande que el de los e-readers y, a su vez, el de los smartphones es más grande que el de las tablets.
Cuando comenzamos con los smarphones en 2013, se empezaba a producir un cambio en los hábitos de compra de terminales. Los clientes tenían que enfrentarse a pagar varios cientos de euros por un terminal cuando venían de conseguirlo “gratis” a través de su operadora. Además, nuestros terminales tenían una buena relación entre lo que el cliente obtenía y pagaba, en comparación con lo que en ese momento se ofertaba.
La suma de todo lo anterior y el hecho de que ya tuviéramos decenas de miles de clientes satisfechos nos permitió alcanzar rápidamente una posición importante en el mercado de terminales libres.
Gracias al éxito conseguido con los e-readers, pudimos entrar en el mercado de las tablets; gracias al de las tablets, en los smartphones; y gracias al de los primeros
smartphones hemos podido cumplir el que era nuestro objetivo desde el principio: diseñar desde cero nuestros productos. Para ello es necesario una gran inversión y mucho talento y no fue hasta el pasado 2013 cuando dispusimos de los recursos necesarios. Por fin, durante este 2014 hemos presentado la gama Aquaris E.
P. ¿Está estancado el mercado de tablets?
R. Nuestras ventas se han mantenido, pero es cierto que muchos usuarios están sustituyendo la tablet pequeña por el smartphone grande. Con 5 ó 6 pulgadas es suficiente para la mayor parte de las tareas que se realizan en una tableta pequeña (navegar por Internet, jugar o reproducir contenido multimedia). Los smartphones están creciendo y las tablets pequeñas están perdiendo su hueco, por eso nosotros nos centramos en las 10 pulgadas.
P. Si nos centramos en los smartphones, ¿cuáles consideras que son los principales competidores de bq?
R. A día de hoy contamos con las mismas cartas para jugar la partida que tienen los fabricantes tradicionales: somos capaces de conceptualizar un producto, diseñarlo y ponerlo en el mercado. Nos hemos dado cuenta de que cuanto más nos acercamos a donde queremos estar, mejor nos va en el mercado.
En cualquier caso, son los productos de gama media de los fabricantes los que, por precio, compiten con los nuestros.
P. Dicen que Motorola no ha jugado limpio con su Moto G, ofreciéndolo a un precio excesivamente agresivo.
R. Cada empresa toma las decisiones que cree que le van a beneficiar más. Algunos piensan en el corto plazo y otros pensamos más en el largo. Hay empresas que incluso venden productos por debajo de su coste compensando con otros productos u otras
empresa, del modelo de negocio... Cuantas más opciones tengan los clientes, mucho mejor. ¿Justo o injusto? Eso debe decidirlo cada uno. Lo que está claro es que en cualquiera de los productos que se mueven en esa horquilla de precios, sea cual sea el fabricante, la relación entre los costes de fabricación y el precio de venta no es la misma que en nuestros dispositivos. Los móviles de 800 euros no cuesta fabricarlos cuatro veces más de lo que cuesta fabricar los de 200 euros. Nuestros costes de fabricación están más cerca de lo que paga el cliente y eso se percibe.
P. Por lo que bq no fabricará smartphones de gama alta y seguirá ofreciendo dispositivos a un precio más reducido o con un margen de beneficio menor, ¿no es así?
R. ¿Cómo definimos la gama alta: dispositivos caros o dispositivos que brindan una excelente experiencia?
áreas de negocio. Nuestra política es funcionar con márgenes ajustados para acercar la tecnología a la gente, pero somos responsables, una empresa tiene que generar beneficio. Es más, no creo que el hecho de que las empresas vendan con pérdidas sea realmente positivo para el consumidor medio a largo plazo, más allá de que puntualmente el usuario pueda beneficiarse de un precio mejor.
P. Te he leído y escuchado hablar sobre los márgenes de beneficio y sobre los precios justos. ¿Es injusto que haya en el mercado teléfonos como el iPhone con un precio de 800 y 900 euros? ¿Demasiado margen quizás?
R. La libertad es fantástica, cada empresa es libre de fijar los márgenes que considere oportunos. Esto depende de lo que quieran sus accionistas, de las necesidades de la
Nuestros dispositivos proporcionan una experiencia al usuario que cada vez es más cercana a la que proporciona la denominada gama premium, pero eso no quiere decir que vayamos a venderlos a 800 euros. Como ingenieros, tratamos de desarrollar productos equilibrados. Además, queremos acercar la tecnología a la gente y el precio puede suponer una barrera importante.
P. Apple recientemente ha presentado su Apple Watch. Ya existen dispositivos similares de otras marcas. Viendo la evolución de bq –llaves USB, e-readers, smartphones, tablets, impresoras 3D...– seguro que ya tendréis el punto de mira en este mercado.
R. Por ahora no tenemos pensado entrar. Sin embargo, ahora que todo lo que uno dice perdura durante siglos y que estamos en el sector de la tecnología, nunca se puede decir nunca, jejeje.
P. Para despedirnos, me gustaría cerrar esta entrevista con una última pregunta más personal.
¿Ese Rodrigo que comenzaba su carrera en la Universidad Politécnica de Madrid se llegaba a imaginar que en poco más de 10 años estaría dirigiendo una compañía que cuenta con casi 800 trabajadores?
R. Es muy difícil imaginarse lo que va a pasar dentro de diez años. El combustible es la ilusión, hacer lo que te gusta. Si haces lo que te gusta, disfrutas. Y cuando disfrutas, te esfuerzas por encima de lo que lo harías haciendo cosas que no te gustan. Además, normalmente, cuando te esfuerzas, estás junto a gente que se esfuerza porque también disfruta y compartís un objetivo común. Así, las cosas acaban saliendo bien.
