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an Eilers no sonreía mucho. No estaba para muchas bromas. El entonces Director de Inversiones Estratégicas de Apple tenía que lidiar en una guerra contra un subproducto que era claramente una copia del Macintosh. Y el problema no era sólo ese: considerado inferior, Windows estaba ganando importantes cuotas de mercado, y eso era debido a la licencia abierta con fabricantes de hardware que permitían instalar el sistema operativo de Microsoft en cualquier PC, al contrario que los Mac.

 

La ventaja de Apple - pensaba Eilers - era el sistema operativo. Si perdían eso a manos de copias, podría significar el declive completo de la compañía. Nadie le hizo mucho caso: el System 7 (Mac OS de la época) iba a lanzarse en breve y se esperaba que aquello avivara el interés en una plataforma más completa… pero fue una batalla perdida contra un Windows 3.0 convertido en récord de ventas. Aquellos acontecimientos comenzaban a preocupar a mucha gente, incluso fuera de la compañía de Cupertino.

 

Una de esas empresas preocupadas era Novell. Estaba empeñada en presentar una alternativa a Windows con una interfaz similar a la de Mac OS, pero temía que Apple los demandara como hizo con Microsoft. Así que, como no pudo con el “enemigo”, se alió con él: Darrell Miller, vicepresidente de Novell, se reunió en secreto (el día de San Valentín, tiene guasa) con varios altos cargos de la compañía de la manzana para explicarles la importancia de crear una versión de Mac OS que funcionase en procesadores Intel. John Sculley, CEO de la compañía en 1992, estuvo encantado con la idea: para él, el futuro era convertirse en una empresa que fabricase software de calidad, y dejar de lado las inmensas pérdidas por los productos hardware que estaban fabricando y que comenzaban a tambalearlos.

 

Así nació uno de los proyectos más extraños - por las implicaciones, quienes lo propusieron, y el momento de abordarlo - que ha hecho Apple: el proyecto Star Trek, llevar a los Mac donde no habían estado nunca antes… con procesadores Intel. Para ello, se encerraron 18 ingenieros (14 de Apple y 4 de Novell) en la suite 400 del Regency One, en Santa Clara (la oficina de marketing de Novell). La elección de este sitio tampoco fue al azar: justo enfrente tenían el cuartel general de Intel.

 

Andy Grove estaba completamente paranoico. El CEO de la mayor compañía de fabricación de microprocesadores del mundo temía que la excesiva dependencia con Microsoft en sus PCs pudiera jugarles una mala pasada en el futuro. Era jugárselo todo a una sola carta, así que aceptó participar en el proyecto Star Trek donando varios PC 486 para que los ingenieros pudieran trabajar. Se pusieron una fecha simbólica: el día de Halloween de ese mismo año deberían tener una prueba de concepto funcionando. Sólo para que conste en acta, una de las comidas tradicionales de la noche de Halloween son las manzanas de caramelo…

 

Y eso parecía: un auténtico sueño. No fue el 31 de Octubre cuando tuvieron una primera versión funcionando, pero cuando los ejecutivos de Apple vieron el Finder trabajando sobre un Intel 486, quedaron asombrados. Los ingenieros además portaron dos aplicaciones más, y fueron felicitados dándoles un cuantioso bono y unas vacaciones pagas en Cancún, México.

 

Pero no funcionó. Y no funcionó porque todo esto no estaba en el ADN de Apple. Los ingenieros no pensaron en simplicidad, desarrollaron un prototipo de sistema operativo que más bien era una maqueta limitada. Los desarrolladores tendrían que volver a programar sus aplicaciones, ya que no las hicieron compatibles a nivel binario, sino a nivel de código. Un grandísimo error que hubiera costado mucho a Apple de haber seguido con el proyecto. En 2005 aprendieron la lección con Rosetta y los binarios universales en plena transición PowerPC a Intel.

 

Estos acontecimientos fueron más importantes de lo que parecen, dentro de la historia de la compañía: Scully está totalmente fuera de la visión que forjó a Apple, la que construía productos completos - eso implicaba hardware y software - sin depender de otras compañías. En el proyecto Star Trek se convirtieron justo en lo que querían evitar: ser una copia de alguien, seguir un camino que ya había emprendido otro.

 

Me gusta pensar que estos pequeños momentos construyeron una Apple más fuerte. Estoy seguro que Jobs repasó muy bien cada uno de los fracasos y aprendió de ello, aquí por ejemplo para lograr una transición a Intel en 2005/2006 con una capa invisible para el usuario que hacía funcionar todas las aplicaciones. Y manteniendo la esencia: hardware y software, de Apple, aunque también se use en otras plataformas. Pero entrelazado con el ADN de la compañía, que es indestructible.

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