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esde hace un tiempo, el adjetivo smart (inteligente, en español) está cada vez más presente: smartphones, smartwatches y smart TVs son productos que se han convertido ya en parte de nuestras vidas. En la actualidad, otro término que está cobrando cada vez más fuerza es el de smart city o ciudad inteligente. Dada la importancia de este concepto es probable que hayas oído hablar del mismo en más de una ocasión, aunque quizá no tengas del todo claro lo que significa. Por ello, en MacToday hemos decidido dedicar el Especial de este mes a darte todos los detalles sobre las ciudades inteligentes.
Definición del término “smart city”
Una smart city debe hacer uso de la tecnología para facilitar la vida de sus habitantes en todos los ámbitos posibles
Uno de los pilares fundamentales en toda ciudad inteligente es el conocido como el Internet de las cosas

Lo primero de todo es tratar de definir del modo adecuado un concepto tan amplio como el de smart city. A pesar de que lo primero que se nos viene a la cabeza al hablar de ciudades inteligentes es alguna de esas ciudades futuristas sacadas de cualquier película o novela de ciencia ficción -donde los ciudadanos se dirigen al trabajo en un coche volador- la definición real dista mucho de ello. En general, podríamos decir que una ciudad inteligente es aquella en la que la sostenibilidad se convierte en un pilar fundamental.

 

Tal y como define la RAE, el adjetivo “sostenible” se refiere a “todo proceso que puede mantenerse por sí mismo, como lo hace, por ejemplo, un desarrollo económico sin ayuda exterior ni merma de los recursos existentes”. Si partimos de esta definición, entendemos que una ciudad inteligente debe responder a las necesidades haciendo uso del menor número posible de recursos, organizándolos y administrándolos de forma eficiente. Este enfoque surge condicionado por numerosos estudios, que confirman una tendencia clara: en la actualidad, cada vez un mayor número de personas vive en las grandes ciudades, motivadas sobre todo por factores laborales y educativos. Se trata de algo que continuará siendo tendencia en un futuro próximo, ya que tal y como afirman desde organizaciones como la ONU o la OCDE, se prevé que en el año 2050 el 70% de la población viva en grandes núcleos urbanos, por lo que surge la necesidad de controlar los posibles efectos adversos que esto pudiera acarrear. A modo de resumen, podríamos concluir afirmando que en unas ciudades cada vez más grandes y con un mayor número de habitantes es de vital importancia encontrar la forma de conseguir hacer más por menos, o lo que es lo mismo, utilizar los recursos disponibles de forma eficiente.

 

Para hacer del objetivo de sostenibilidad una realidad es importante saber aprovechar las posibilidades que nos ofrecen las nuevas tecnologías. Si tenemos en cuenta el enorme avance de la tecnología en las últimas décadas, podríamos afirmar sin titubear que probablemente nos encontremos en la época perfecta para hacer de las ciudades unas urbes más inteligentes que puedan servir de forma más eficiente a los ciudadanos, a la vez que reducen su impacto negativo en el medio ambiente. Por supuesto, para poner en marcha las infraestructuras necesarias es requisito indispensable realizar inversiones multimillonarias que no muchas ciudades pueden afrontar.

 

Aun así, este esfuerzo revalorizará de forma importante la ciudad, ya que además de proporcionar una mayor calidad de vida, generará oportunidades de trabajo, mejorará la gestión de las ciudades y atraerá futuras inversiones. A pesar de que puede resultar complicado establecer una serie de características comunes a toda ciudad inteligente, es importante tener en cuenta que el objetivo no es únicamente el hacer un uso más responsable de los recursos naturales, sino que además de ser sostenible y ecológica, una smart city debe hacer uso de la tecnología para facilitar la vida de sus habitantes en todos los ámbitos posibles.

La importancia de la tecnología
en las ciudades inteligentes
Algunas ciudades están trabajando en la gestión inteligente de servicios como el alumbrado, la recogida de la basura o la información sobre las plazas de aparcamiento libres

Como decíamos, una smart city es aquella que aprovecha la tecnología para conseguir la máxima eficiencia en el mayor número de ámbitos posible: desde la administración y la economía hasta las comunicaciones y transportes. Uno de los pilares fundamentales en toda ciudad inteligente es el conocido como el Internet de las cosas, un concepto que ha adquirido una gran popularidad recientemente. Gracias al mismo, un gran número de elementos de la ciudad podrán estar inter-conectados, lo que supone importantes ventajas en cuanto a la gestión de los recursos. En la actualidad, hay multitud de proyectos en marcha que aprovechan las posibilidades de la tecnología para mejorar la eficiencia de las ciudades. Muchas están trabajando en la gestión inteligente de servicios como el alumbrado, la recogida de la basura o la información sobre las plazas de aparcamiento libres, entre otros. Para ello, es necesaria la instalación de farolas con tecnología LED capaces de detectar la afluencia de personas y vehículos que se encarguen de regular de forma autónoma la luminosidad de las mismas dependiendo de las necesidades de la vía. Si nos centramos en la gestión inteligente de la recogida de residuos urbanos, la idea con la que trabajan muchas ciudades es la de colocar sensores en los cubos de basura que puedan comunicarse con los camiones encargados de su recogida, de modo que los camioneros puedan cambiar su ruta si es necesario, dependiendo del nivel de basura de cada cubo. En cuanto a la información sobre las plazas de aparcamiento, la idea de muchos ayuntamientos es comenzar a utilizar sensores que informen de la disponibilidad de plazas libres a través de aplicaciones para dispositivos móviles, algo que servirá también para disminuir las congestiones de tráfico en las grandes ciudades y reducir las emisiones de CO2. Por supuesto, existe un amplio número de proyectos que tienen por objetivo hacer de las ciudades un lugar más inteligente. Otro ejemplo es que gracias al auge de los smartphones, muchos ayuntamientos están trabajando en aplicaciones móviles que permitirán a los ciudadanos reportar en cuestión de segundos incidencias en la vía pública. Además, se están poniendo en marcha medidas dirigidas a la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos, como el hecho de poder pagar el billete del autobús con nuestro smartphone gracias a la tecnología de pagos sin contacto. Como vemos, a pesar de que existe un gran número de proyectos distintos, todos comparten el objetivo de consumir los recursos disponibles de un modo eficiente y mejorar la vida de los habitantes de la ciudad.

Ciudades inteligentes:
un camino que acaba de empezar

Como hemos comprobado a lo largo del artículo, la necesidad de hacer de las ciudades unos núcleos urbanos más inteligentes es obvia, y tal y como muchos especialistas han afirmado, el siglo XXI presenciará grandes avances en este ámbito. En las páginas siguientes continuamos el Especial de este mes entrando en detalles sobre dos titánicos proyectos ya en marcha, además de dar un repaso al modo en el que muchos de los grandes núcleos urbanos se están preparando para convertirse en ciudades inteligentes.