La competición, esa droga endógena con tintes de herencia evolutiva que, en mayor o menor grado, es tan cotidiana como, en cierto modo, requerida (la sana). A veces incluso nos gusta y la buscamos, de hecho creamos rivalidad que en ocasiones roza lo absurdo porque nos supone cierta diversión, un entretenimiento puntual, al menos en aquellos seres humanos algo más alejados del Eslabón Perdido. Los deportes, los concursos de la tele, nadar más deprisa que nuestro vecino de carril...
La telefonía móvil ha conseguido crear afición, crear hooligans
Nos gusta ganar, sea con nuestras manos o sea a través del televisor, empatizando hasta lo imposible con ese deportista ajeno al mundo y a nuestra existencia pero que viste nuestra misma camiseta. Animar y defender a los nuestros, y mirar con ceño fruncido y poner verde al rival, y nunca mejor dicho en el caso que nos embarga en este artículo: cuando, por tener un teléfono u otro, estás con los verdes o con los blancos, con los robots o con las manzanas. La telefonía móvil ha hecho algo más que aumentar el número de lesiones cervicales a nivel de sociedad: ha conseguido polarizar, crear afición, crear hooligans en los casos más extremos (aunque para ser justos esto lo hemos creado nosotros). Que se te vea sosteniendo cierto terminal ha llegado a predeterminar tu estatus social e incluso tus costumbres, vagos prejuicios que mantienen esos seres cuya racionalidad se asume sólo por taxonomía. ¿Cuáles son los tópicos que te arropan cual abrigo cuando adquieres tu nuevo smartphone? ¿Cuál es su peso actual? Vamos a tratar de analizar estas inevitables consecuencias sociales con algo de humor, porque al fin y al cabo no son más (o no deberían ser) que motivo de broma.
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La clase social
El smartphone estamental “Sólo hay apps de pago” y otros cuentos que no me trago

Esto es algo más que un eco de pasadas épocas, sigue siendo una constante en la actualidad, y de justificación delicada. La marca Apple abrazó el esnobismo cuando sus productos ya tenían rival y éste mantenía sus precios en un umbral alejado. A priori, el “efecto Audi”: un mayor precio por una insignia cuyas características técnicas tienen mellizos más baratos en el mercado y de calidad similar. Y, aunque evidentemente un precio más elevado que la mayoría tiene sus motivos, el porcentaje de "pago por marca" pesó más a nivel social, fomentado también por el comportamiento de determinados usuarios. La altanería puso fácil el que aún sigamos pagando justos por pecadores y sigamos aguantando comentarios, miradas y prejuicios por el simple hecho de que en la espalda de nuestro dispositivo haya un reflejo metalizado en forma de manzana.

El clasismo por terminal huele a medievo

El elitismo de Apple frente al empobrecimiento de Android, cada cual más lejos de la realidad, sobre todo en un momento en que en gama alta hay un preocupante empate de precios astronómicos; sobrepasan los 500€ independientemente del software que ejecuten, y es muchas veces más deseo que necesidad lo que fomenta su compra (cosa que es posible que veamos con el Apple Watch). El clasismo por terminal huele a medievo, a rancio, a risa, porque eso no pega ni con cola a una comunidad de usuarios que tontea con elementos tan contemporáneos como la tecnología NFC o el TouchID.

Cuando los entornos son diferentes es normal que la calidad general e incluso el estilo difiera en cuanto a los productos, y aquí nos encontramos con 2 versiones del tópico con respecto a las apps de un sitio y de otro: el “todo gratis y feo” para Android y el “todo de pago y elegante” de iOS. Bien, aquí haremos como con el software de nuestro terminal; es decir, igual que cuando sospechamos que algo se ha quedado antiguo comprobamos si hay actualizaciones disponibles, cuando escuchemos o leamos alguna de estas ideas preconcebidas en boca de alguien, preguntémosle qué versión de mentalidad tiene porque posiblemente tenga su versión muy anticuada.

 

Si bien es cierto que en estos aspectos pudo haber diferencias más acentuadas según plataforma (sobre todo a nivel de diseño), desde esto ha llovido mucho, tanto que hemos de ponernos en plan dinosaurio geek para acordarnos de una fecha aproximada o de las respectivas versiones de software. Cualquier persona que viva en el presente y haya al menos tonteado con las plataformas actuales (incluyendo Windows Phone y BlackBerry) entiende que tanto diseño como precio son cosas que dependen enteramente del desarrollador (o equipo de), y eso es obvio cuando dadas unas mismas herramientas, condiciones y demanda, hay apps que son casi obligatorias con independencia de la plataforma, gratuitas o no. «Me he comprado un Android porque así las aplicaciones son gratuitas»: el tópico permanece, pero de nuevo se queda lejos de la realidad, al menos de la de hace unos cuantos años, y otra vez los menos entendidos en la materia son las principales víctimas, ciñéndose a una opción u otra por falsos pretextos y siendo así una presa fácil de ciertos comerciales, aunque lo dejamos para otro momento.

3 de 10 Si con el software tienes inquietud
lo mismo te da jailbreak que root

Ésta, para quienes simpatizamos con el inconformismo digital, nos provoca una carcajada instantánea. Se trata de la asociación a una determinada plataforma por la disposición o afición a experimentar o alterar el software preinstalado de un terminal, adjudicando la curiosidad (a veces peyorativa) al usuario de Android y la comodidad o connotativa legalidad al

de Apple.

 

Con poco que te preocupes por saber algo de esto, de las posibilidades de modificar el software nativo de un smartphone, entenderás que, de nuevo, es una cosa individual, y como mucho de generalización coartada dependiente de ciertos gremios: es de esperar que haya más probabilidad en los entendidos en software de al menos curiosear las posibilidades de ese hardware que ha caído en sus manos, porque pese a sostener la misma pantalla y el mismo chasis que tú, su visión es algo más radiográfica y sus neuronas se estimulan imaginando las posibilidades de esa circuitería oculta. Sí es cierto que históricamente el jailbreak (instalar una versión de software no oficial en un iPhone) ha conllevado un riesgo importante y durante años (hasta iOS 6 aproximadamente) realizarlo era la equivalencia digital a una operación de transplante de corazón (y no tan digital, porque el miedo a perder tu terminal era de taquicardia). Pero desde hace algunas versiones el proceso se ha simplificado mucho y poco queda ya de aquellos sustos. En cuanto a lo que ya se conoce como “rootear”, ni todo el usuario de Android lo busca al adquirirlo, ni tampoco está exento de riesgos: sin que sea complicado en exceso, modificar el software nativo tampoco es cosa de niños en este caso.

Al final, el usuario medio, el normal, el que ni atiende a estas tonterías de los prejuicios, quiere un smartphone para comunicarse, y no va más allá de descargarse las apps pertinentes para ello. Ni hay que ver un pirata debora-código tras el robot verde ni hay que ver un ángel del software tras la manzana metalizada; es la curiosidad la que mató al gato, y la que determinó al zorro de la programación.

Sí es cierto que históricamente el jailbreak (instalar una versión de software no oficial en un iPhone) ha conllevado un riesgo importante
Bonus track
“Con ese smartphone así has de vestir” y otras tonterías que has de oír

Infografías, posts y artículos en medios internacionalmente conocidos sobre cómo visten los usuarios de una plataforma u otra. Estas estadísticas resultan particularmente jocosas cuando, por ejemplo en España, el porcentaje de smartphones con Android es alrededor del 90%. Siendo así sería fácil ver y señalar un usuario de iOS en plena calle como quien encuentra a Wally.

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De nuevo, este tópico tiene raíces socioeconómicas. ¿Cuáles son los perfiles que se asocia a cada usuario? Veamos:

Si tu teléfono es Android
Si posees un iPhone
Vistes como un hipotético hijo de Janis Joplin y Jony Ive. Las gafas de pasta son un órgano más de tu cara y tu pelo luce alzado, a conjunto con una cuidada y espesa barba (si eres chico, esperamos). Colores vivos, cuellos abotonados, los EarPods y pantalones de pitillo para esta versión hipster del fanboy, porque tenemos la opción yuppie, elegante, entrajado, engominado y destilando sobriedad. Como tu ordenador, flat design, y a la última.
Amas a Samsung, al rosa y al dorado charol. La funda de libro es un must-have y eres más de altavoz que de auriculares. También tenemos 2 versiones; está el (también infundado) tópico del “informático”, es decir, la imagen es la última de sus prioridades, tu vida es el flasheo, rooteo y demás y no tienes tiempo para más cosas, así que sudadera negra, vaqueros, barba de (más de) tres días, y gafas (pero negras, de nerd). La otra versión es un tópico equivalente a la imagen que proyecte el reality de moda, ya sean chalecos blancos acolchados, leggins de estampado selvático o rapados de pelo nivel artista fallero.

Nada más lejos de la realidad. Estos tópicos se sostienen bien poco en la práctica; la prueba la tienes asomándote a la ventana o saliendo a la calle. O mirando tu armario: el mío sigue igual por mucho sistema operativo que toque.

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pulsa en los círculos 6 de 10
pulsa en los círculos 7 de 10
Esto no va a tener solución
al final es cuestión de evolución

Los tópicos son una losa abstracta que permanece generación tras generación en mayor o menor medida según el contexto y el ámbito al que pertenezcan, eso forma parte de eso que llaman condición humana, y muy característico e incluso tradicional en algunas sociedades, como la española. Por ello, lo más sano y divertido es tomárselos con humor y, ya sea por una camiseta, por una región o por una preferencia tecnológica, no llevarlos al aburrido terreno

del prejuicio, sobre todo porque en este loco mundo de la tecnología lo que menos sentido tiene es lo estanco; y es lo que al fin y al cabo agradecemos los usuarios, que haya una competencia entre fabricantes para que a nosotros, su destino final, nos lleguen productos más completos. Y por eso, por acabar de reírnos con estas ideas, os invitamos a hacer este pequeño test. Quién sabe, igual te llevas alguna sorpresa...

PULSA
SOBRE LA RESPUESTA
1. Abres la nevera y no queda nada, ¿qué haces?
A Pides comida a domicilio de cualquiera de la franquicias habituales
B Vas a ver qué hay de oferta en el supermercado
C Vas a tu tienda ecológica/internacional/vegana de cada día
2. Esta noche te vas de fiesta, ¿qué te pones?
A Tú no vas de fiesta, y hoy ponen Noche Temática en La 2
B Pelo liso, vestido años 50 y tacones trendy o americana,
bufanda gigante y pantalones de pana
C Vaqueros y "el suéter de salir". Maquill... ¿Qué?
3. Tus apps favoritas:
A Overcast, Tweetbot y algo de GTD (aunque no sepas muy bien qué signifique)
B Candy Crush, WhatsApp y algo para poner dibujitos (pero gratis)
C Las que vienen en el teléfono
4. Elige una combinación:
A Dorado - aluminio - moda
B Negro - plástico - sencillo
C Blanco - policarbonato - ligero
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5. ¿Qué prefieres?
A Un café
B Un té
C Un polo Flash
6. ¿Cómo se graban los vídeos?
A En vertical
B En horizontal
C ¿Los qué?
7. A la hora de adquirir un smartphone:
A Busco lo más sencillo y austero que exista
B Lo último de mi tienda habitual
C Lo que mejor me dejen las operadoras
8. ¿Sabes qué es OTG?
A Claro
B ¿Eso para qué?
C Yo soy más de OMG
9. Que es lo primero que te viene a la cabeza si te decimos: NÚCLEO
A Cupertino
B ¡Los máximos!
C Urbano
10. Las gafas:
A Puestas
B Que combinen
C Cómodas
DESCUBRE ABAJO EL RESULTADO DEL TEST
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1. a=1 b=2 c=3
2. a=3 b=1 c=2
3. a=1 b=2 c=3
4. a=2 b=3 c=1
5. a=1 b=3 c=2
6. a=2 b=1 c=3
7. a=3 b=1 c=2
8. a=2 b=3 c=1
9. a=1 b=2 c=3
10. a=3 b=1 c=2
Entre 10 y 19 puntos
Amas a Jobs sobre todas las cosas y, cuando puedes, citas alguna de las frases de su discurso en Stanford. El flat design rige tu vida y la Apple Store es tu refugio (vas de vez en cuando, sólo por pasarte, y cuando entras dices “Hola mundo” y haces un guiño exagerado). Sabes que las cosas sólo son de fiar y de calidad si tienen una “i” inicial en su nombre. Apple lo ha vuelto a hacer contigo, eres el hijo de Jobs. Entre 20 y 29 puntos
Tu color es el verde pistacho aunque para ti siempre será el verde androide. Plástico FTW, personalización y no tener que sacarse el doctorado para hacer la copia de seguridad, esa es tu idea del smartphone. Arrugas la nariz con las manzanas y más si van serigrafiadas en una superficie de aluminio. Las normas las pones tú y las pulgadas de tu pantalla también, que hay para elegir. Y si lo de dentro no te gusta, lo cambias. 30 puntos
Lo alternativo hecho persona, contracorriente de nacimiento, anti-modas. Miras de lejos las masas y sonríes como Flanders cuando ve las calamidades de sus vecinos, porque ellos no tienen tu suerte, la de conocer las alternativas minoritarias y disfrutarlas en su austeridad, limitaciones y promesas de lenta realización. No necesitas más, tu teléfono es listo aunque no sea mayoritario, y lleve tiles o teclado
físico, te satisface.
10 de 10