La tecnología hace que te muevas. Continúa el artículo abajo
D
esconozco si tú, querido lector, eres de los que hacen deporte a diario, de los que lo realizan a nivel profesional o si, como yo, eres un deportista "casual". Vamos, de los que no hacen deporte ni por casualidad. Sea como sea, algo está pasando en la tecnología actual que nos lleva a escribir un especial sobre salud y deporte en una revista de tecnología. Y es que, desde hace unos años, tecnología y deporte (o salud) van de la mano bien juntos, es un nuevo credo.
La tecnología está consiguiendo que nos preocupemos por andar más o por subir más escaleras en lugar de coger
el ascensor

Si eres de los que no suelen hacer deporte, estoy seguro que lo que voy a contar a continuación hace que te veas reflejado:

 

Tienes un iPhone 5s, 6 ó 6 Plus. O quizás un smartphone Android capaz de medir tu actividad diaria, cuantificando los pasos que das o, incluso, los pisos que subes. Aunque sólo sea por curiosidad habrás mirado los resultados alguna vez. Pues el hecho de ver los resultados un día y otro han hecho que, sin proponértelo, te esfuerces por aumentar esos números día a día.

 

Y ese es el maravilloso resultado que la tecnología está consiguiendo. El hecho de que un dispositivo que llevamos encima prácticamente todo el día vaya cuantificando nuestra actividad física y nos la muestre con gráficas más o menos vistosas ha conseguido que gente como yo, que no hacemos deporte, nos preocupemos por andar más o por subir más escaleras en lugar de coger el ascensor.

Nos han tocado la fibra sensible recordándonos que deporte y salud son una misma cosa

Esa tecnología la han implementado los fabricantes de forma totalmente invisible para el usuario, escondida en un pequeño procesador que es el encargado de ir midiendo todo movimiento que realicemos. Y, además, esa tecnología y esa experiencia la han empaquetado poniéndole la etiqueta "salud".  ¡Touché! Nos han tocado la fibra sensible recordándonos que deporte y salud son una misma cosa (en la mayoría de casos), así que cada vez más hemos ido mirando los resultados de nuestra actividad e, incluso, muchos se han lanzado a comprar pulseras u otros gadgets que miden con (quizás) mayor precisión nuestra actividad física.

 

Pulseras, accesorios para nuestras zapatillas u otros sensores que recogen actividad, posicionamiento, altitud, aceleración o que nos miden constantemente el ritmo cardíaco. El boom de los wearables ha explotado y en este punto nos encontramos. Pero todavía queda mucho por venir. Medición constante de nuestra temperatura corporal, variaciones de nuestra tensión vinculados (quizás) a dispositivos de localización GPS y sensores ubicados en nuestro coche que detecten cualquier anomalía u accidente y pongan en marcha una serie de acciones o mecanismos de rescate... Nos queda mucho, muchísimo por ver. Y aunque suene a ficción he de decir que el momento actual también nos sonaba a ficción hace tan solo 10 ó 15 años, cuando la tecnología aplicada al deporte estaba reservada para aquellos que hacían de este su modo de vida, utilizando dispositivos aparatosos pero que ya comenzaban a incluir algunas de las características que hoy en día están disponibles (e incorporadas de manera invisible) en el teléfono móvil de cualquiera de nosotros, deportistas o sedentarios.

 

Con mucho camino por recorrer, a pesar de la sensación de saturación de wearables existentes en el mercado, es momento de hacer un repaso a cuáles son las aplicaciones y los servicios que tenemos disponibles. Porque sin esas aplicaciones y la forma en la que nos muestran la interpretación de nuestros datos de actividad poco sentido tendrían todos esos objetos que nos empeñamos en llevar conectados a nuestro cuerpo.