juegos de lógica
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ivimos en la era de los dispositivos inteligentes, pero su llegada al público fue mucho más allá de ellos. Cuando llegó el iPhone y revolucionó el panorama de la telefonía móvil, trajo consigo uno de los cambios más profundos e importantes para la industria en muchos años: las tiendas de aplicaciones. No fue ningún gran descubrimiento, porque ya existían repositorios de software, pero montarlos como si de una tienda virtual se tratase, y facilitar al desarrollador la labor de construir y hacer visible su producto, fue algo que lleva calando el mundillo desde entonces.

 

De hecho, fue algo tan importante que ni siquiera la propia Apple estaba preparada para ello. El primer iPhone no contó con tienda de aplicaciones hasta 2009, dos años después de su lanzamiento y en la segunda iteración de su sistema operativo, por aquel entonces llamado iPhone OS. Incluso la propia compañía pareció entrever que el futuro pasaba por las aplicaciones, pero esa poca valentía de abrir sus sistema y ofrecer una plataforma de desarrollo de aplicaciones nativas, lo llevó a ofrecer un método sólo para aplicaciones web.

 

Insuficiente: la gente tocaba el futuro con lo que les ofrecía el nuevo sistema operativo, pero debían tener "las manos quietas" si querían hacer algo con él, limitándolos a aplicaciones que no podían exprimir el dispositivo.

 

Lucas Newman era un auténtico fan de un juego electrónico llamado "Lights Out", un juego de lógica en el que había que interactuar pulsando luces. En aquella época era desarrollador en Delicious Monster, una empresa especializada en aplicaciones para Mac basadas en interfaces de usuario realistas. Con todo ello, Newman no entendía como Apple no ofrecía una plataforma para realizar juegos como éste, así que, dos meses después del lanzamiento del iPhone original, creó su propio juego nativo, ayudándose de su amigo diseñador Adam Betts.

 

Sin entorno de desarrollo, sin conocimiento de la arquitectura y procedimientos con la que trabajaba Apple en el teléfono y empaquetándolo para que funcionara, por supuesto, sólo si contabas con Jailbreak. Ello ayudó a muchos desarrolladores futuros a que lanzasen sus propias aplicaciones nativas, permitiendo además que durante los meses posteriores viviéramos la era dorada de los instaladores de aplicaciones "no-oficiales", como Installer o Cydia.

 

Diez meses después de "Light off", el primer juego nativo para iPhone, llegó la App Store. Eso eleva -lo sigue haciendo- las capacidades de cualquier nuevo producto que se denomina "inteligente", ya que amplía las posibilidades de un hardware pensado por un grupo de personas, a usos que necesitan cientos de miles. Las aplicaciones no dejan de ser pequeños paquetes de software con finalidades concretas, pero para el usuario final son nuevas posibilidades.

 

No conformarse con lo que nos ofrece la tecnología debería ser el ADN de cada uno de nosotros: tendemos a pensar que todo está ya inventado, pero hay tanto que descubrir y que explorar, que sólo estamos amaneciendo a un universo entero de nuevas oportunidades. Y todo puede comenzar por un pequeño juego electrónico de lógica.

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