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Plex es un servicio que transforma nuestros dispositivos en centros multimedia. Se trata de tener nuestra propia biblioteca de medios y poderla ver y configurar en cada dispositivo, y funciona con dos componentes: el servidor (toma los medios) y el cliente (reproduce). En el caso de OS X, son web-apps y podemos descargarlas de manera gratuita desde la página web de Plex (www.plex.tv). Concretamente, uno de los puntos destacables del servicio es que el servidor se puede instalar en una gran variedad de dispositivos, desde ordenadores, teléfonos y tablets hasta NAS y reproductores como Roku o Chromecast y algunas videoconsolas.
Inicio: instalación y configuración del servidor
De este modo, una vez instalamos el servidor, es decir, el software que hará de mediador entre las bibliotecas y el reproductor, añadiremos éstas (las cuales serán carpetas de los dispositivos) y podremos crear secciones para clasificar el contenido (películas, series, vídeos caseros, etc.) y organizarlo mejor, algo que merece la pena a la larga a medida que vayamos ampliándolo. Por otro lado tenemos los canales, los cuales se configuran según nos interese establecer un vínculo a iTunes, iPhoto y otros servicios. También podemos configurar la red DLNA (Digital Living Network Alliance) si es nuestro caso.
Podemos configurar el servidor para que se actualice automáticamente cuando añadamos o eliminemos contenidos de nuestra biblioteca, con la posibilidad de actualizarla manualmente.
Reproducción
Una vez nos hemos creado la cuenta y configurado nuestra red de medios, ejecutaremos el cliente. En el vemos nuestros dispositivos y bibliotecas, las cuales podemos editar y actualizar. Plex permite personalizar la reproducción en cuanto a crear una cola con varios medios (pueden ser de distintas bibliotecas) así como la calidad de reproducción, el idioma de audio y, de tenerlos, los subtítulos. Una reproducción que podrá ser local o en streaming vía Chromecast, por ejemplo, otra función destacable del servicio. Es por esto que necesitaremos una buena conexión (con 30 Mbps) para asegurar que la transmisión funciona bien y sin cortes o lag entre el dispositivo emisor y el receptor (algo molesto la reproducción, tanto por los parones que puede haber como al ejecutar comandos como “Play” o “Pause”).
Plex además recopila la información del medio (de IMDb para las películas, por ejemplo) y la muestra al seleccionar el medio para la reproducirlo. Así conforma la preview de la visión del archivo pudiendo ya configurar la calidad, el audio y los subtítulos, aspectos para los que también veremos iconos de acceso rápido en la esquina superior derecha durante la reproducción.
Algo que también es un reclamo importante de cara a los usuarios es el poder compartir bibliotecas. Podemos añadir “amigos” y compartir nuestros contenidos, de modo que tenemos acceso a lo que el usuario nos da acceso en cualquier momento.
La opción premium: Plex Pass
Plex ofrece algunas características extra en una opción de pago, Plex Pass, las cuales son, entre otras, la posibilidad de reproducción offline, canales exclusivos como Vevo o las listas de música automáticas de Plex creadas por patrón sonoro similar, metadatos u otros factores.
Hay distintos planes de suscripción: mensual (4,99 euros), anual (39,99 euros) y de por vida (149,99 euros).
Conclusiones
Plex es una solución muy completa para crear nuestra propia biblioteca de medios audiovisuales, sobre todo si nos interesa el streaming, es decir, la transmisión de uno a otro (de un dispositivo almacén a otro reproductor, como un televisor). El hecho de que se puedan compartir bibliotecas es un aliciente importante ya que es una manera de multiplicar nuestro contenido. Y en cuanto al reproductor, ofrece muchas posibilidades que a veces no encontramos en otras opciones como la configuración de los idiomas en audio y subtítulos.
No obstante, no es un sistema demasiado intuitivo y el hecho de tener estos dos componentes (servidor y cliente) a veces puede ser algo confuso, sobre todo si el usuario no está familiarizado con el campo audiovisual y multimedia. La interfaz es sencilla, pero puede que demasiado y a veces es confuso llegar a la sección que nos interesa, por lo que exige un tiempo de entrenamiento para entender y poder usarlo de una manera fluida en el futuro. Las apps, además, tienen buen ritmo de actualización en todos los dispositivos.