portada westop. Continúa abajo la lectura
Algunos ven la era post-PC como una especie de horizonte inevitable para el momento tecnológico actual. Y la verdad es que es una visión bastante acertada, ya que como pasa con el horizonte genérico, lo vemos siempre ahí pero nunca lo llegamos a alcanzar. Mientras tanto, en nuestro viaje a ese cuestionable futuro horizonte somos espectadores de la evolución de los ordenadores, tanto a nivel de hardware como en cuanto a las funciones que cada vez van adquiriendo y haciendo mejor, sobre todo a nivel usuario.

Cuando, además, es una misma empresa la que apuesta tanto por el ordenador como por sus fagocitadores en potencia, la cosa se pone mucho más interesante. Con los años, Apple ha constituido un amplio cataogo de productos y pocas empresas pueden sacar pecho con un ecosistema como lo sacan en Cupertino. Pero la naturaleza tiene una cara hostil en la que hay que luchar por la supervivencia, y este es un combate del que no todos logran contar. En el ecosistema de Apple conviven tablets, smartphones y ordenadores de cinco formatos distintos en un mercado cada vez con más tendencia al dispositivo móvil: los Macs hoy en día, ¿están en la cumbre de la pirámide o son especie amenazada?

Del policarbonato blanco al polivalente aluminio
El renacimiento y el puerto para unirlos a todos
La era no-post-PC de Apple

Si algo ha caracterizado a los ordenadores de Apple es el diseño, y con respecto a esto hubo cierto punto de no retorno con el plástico y los colores: en 2007 y 2008 el aluminio pasaba a ser el material de construcción de iMacs y MacBooks, los ordenadores más de consumo (porque el Mac Pro ya nació de aluminio en 2006 y al Mac mini le llegó con retraso en 2010).

 

Cada vez más livianos (o más unibody) hasta que nació la mínima y más potente expresión de ordenador: el MacBook Air (el azote que le faltaba a los netbooks). El abanico de PCs de Apple abarcaba desde las 11 hasta las 27 pulgadas, pero a parte de los cambios físicos se iniciaba una metamorfosis interna: en 2011 las gráficas por defecto pasaron a ser Intel y en 2012, con la introducción de las pantallas retina, desapareció la unidad óptica y vino el Thunderbolt. Los ordenadores aumentaban en potencia y se reducían en centímetros y también en posibilidad de ampliación (con la RAM soldada). Los ordenadores de la Apple de Cook se reafirman cada vez más como la antítesis de los PCs clónicos y, aunque el árbol genealógico cada vez es más amplio, con el tiempo hay dos ramas, las que carecen del apellido “Book”, que se podarían mucho menos.

LOS ORDENADORES DE LA APPLE DE COOK SE REAFIRMAN CADA VEZ MÁS COMO LA ANTÍTESIS DE LOS PCS CLÓNICOS

2015 es un año de los que marcaremos con otro color si hablamos de la historia de Apple, el color de los nuevos dispositivos. Aunque se presentó en 2014, el presente es el año del Apple Watch, pero también de un esbozo de cambio de paradigma en cuanto a los portátiles. Como híbrido entre la serie Air y los MacBook Pro, llega al mundo el MacBook; sin Pro, sin puertos y con 12 pulgadas. Y no nace con un pan bajo el brazo, sino con la polémica por su alto número en precio y su bajo número en conexiones que, según casos, podría traducirse en una inversión considerable en adaptadores. Sus 920 gramos en medio de un tira y afloja entre revolución y exclusividad cuando en realidad no es ni una cosa ni otra: es una nueva opción para el usuario de la nube sin necesidades de ordenadores potentes pero para las cuales un iPad queda corto. Y cuando decimos un iPad, nos referimos a todos.

 

2015 también ha sido el año del iPad Pro, el Pro que no ha tenido el MacBook. Un Pro que, como vimos en el número 42, aún se ha de ganar. Y precisamente sobre el iPad Pro se manifestó Cook hace poco en su presentación en la Apple Store de Convent Garden (Londres), y sus palabras no quedaron exentas de polémica, ni de titulares sensacionalistas. Las alarmas saltan cuando alguien como Tim I El Bueno pronuncia aquello de “canibalización” que tanto nos hace temblar en tecnología, aunque se refiera a una fagocitación endógama y lo expresó entre risas.

 

No obstante, aunque con esas palabras hacía referencia a la guerra de tamaños entre el tamaño Plus de los iPhones y el aguerrido superviviente el iPad mini, la idea de sustitución y, de nuevo, de la era post-PC ha venido con la metáfora de camionetas y coches y la frase literal de que “el iPad Pro es un reemplazo para un portátil o un ordenador de escritorio para mucha gente”. La selección comercial es la mano robotizada que elegirá un sólo premio de entre todos los que contiene una máquina a la que sólo echamos una moneda, y aunque todo quede en casa, cuantos más haya para elegir mayor será el sedimento que poco a poco irá quedando con los menos demandados, con los fagocitados.

Canibalizados o no, el abanico de ordenadores de Cook y los suyos, lejos de quedarse estancado, crece en número y en potencia. En el presente año la marca ha presentado un MacBook, un MacBook Pro y un nuevo iMac con resolución 5K. Unos productos para suplir las necesidades de los clientes no-post-PC, es decir, quienes no tienen suficiente con un iPad (o mejor dicho, con iOS).

 

Tres productos que no obstante consolidan 4 opciones para este cliente, dado que en el caso de los iMacs se sigue apostando por lanzar un modelo más básico de cuestionable compensación. El MacBook sigue construyéndose su lugar en la demanda y mientras iMacs y MacBooks Pro se encaminan hacia la despedida definitiva al disco duro rígido y una calurosa bienvenida al Force Touch, que como en el Apple Watch y en el 3D Touch del iPhone 6s y 6s Plus amplía las posibilidades de interacción del usuario a otra dimensión, con la pertinente promesa de que el software (de la casa y de terceros)

lo incorpore.

 

Apple ya no es la Apple de la única opción en (casi) ninguna de sus gamas. Un reloj, dos tamaños de teléfono, tres de tablet y cinco formatos de ordenador, de los cuales tres cuentan con un ciclo de renovación actual. La variabilidad suele beneficiar al cliente final por proporcionarle un amplio abanico de elección y el que pueda elegir un producto más acorde a sus necesidades, pero la cara B son los solapamientos precio/potencia y que el usuario tenga que ir más allá del “Yo es que quiero un ordenador para ver el correo” para hacer una buena elección, o bien dejarse asesorar completamente por el personal de las camisas (ahora) grises con manzanas blancas. Un año más Apple ha dispuesto un modelo “económico” de iMac con una configuración más básica para acercar la resolución 5K a los usuarios con el presupuesto más ajustado, pero ya vimos con el iMac de 21,5 pulgadas de 1.099 dólares del pasado año que con esta opción perdíamos el 50% de la potencia del equipo por un 18% de su precio (en comparación con una configuración más avanzada y, por ende, coherente). Puede que nos volvamos a encontrar con un problema similar en esta ocasión.

EL MACBOOK NO NACE CON UN PAN BAJO EL BRAZO, SINO CON LA POLÉMICA POR SU ALTO PRECIO Y SU BAJO NÚMERO
EN CONEXIONES
APPLE NO ES POST-PC PORQUE EL MUNDO NO ES POST-PC, LO QUE NO QUITA QUE SIGAMOS NAVEGANDO DE UNA MANERA U OTRA HACIA ESE HORIZONTE

Apple no es post-PC porque el mundo no es post-PC, lo que no quita que sigamos navegando de una manera u otra hacia ese horizonte. En el camino: ordenadores cada vez más ligeros, con tripas electrónicas más pequeñas y unificadas y baterías más grandes, la tercera dimensión de la interacción usuario-ordenador, con un Capitán que coge el timón para borrar recuerdos de un Yosemite de lloros y risas y con ese fin intrínseco de que la nube adquiera cada vez más peso en nuestro día a día.