Análisis medio de lo que ofrecen los fabricantes
Escucha, ¿qué me recomiendas que compre?”
Te gusta Mac, la tecnología y “cacharrear”, por eso lees la revista. Claro. Y por eso esta pregunta la habrás hecho en múltiples ocasiones, o quizá te la hayan formulado en otras cuantas más. No importa si se trata de un teléfono, un ordenador, una tableta o un reloj, la pregunta seguirá apareciendo siempre que sea necesaria. Y la respuesta no es fácil, porque para responderla, como mínimo, hay que tener en cuenta algo muy serio: ¿qué hay en el mercado? Eso compañero, eso es lo más complicado de la ecuación a resolver. Lo que nos ofrecen los fabricantes. "
Su marketing se encarga de hacernos pensar que tenemos una nueva e imperiosa necesidad de cambiar de equipo; no la tenemos. La han generado ellos de forma artificial, no lo dudes

Ellos son los que deciden lo que estará disponible en el mercado en cada momento, los responsables por tanto de generar las reglas del juego, dibujar el tablero sobre el que desarrollar la partida y seleccionar las fichas que se han de mover en cada momento. Créeme, saben lo que hacen, lo tienen muy bien planificado y no se les suele escapar ningún detalle sobre lo que quieren los usuarios y están dispuestos a pagar, ni tampoco sobre los límites superiores que está dispuesta a fijar la competencia. Es una pequeña batalla en la guerra del mercado tecnológico: dominar las especificaciones.

 

Nos hacen pensar que somos libres para jugar, pero al fin y al cabo son ellos los que marcan los tiempos; lo hacen lanzando nuevas características para sus sistemas operativos que requerirán unas especificaciones cada vez más potentes para las aplicaciones que trabajen sobre ellos y a la vez exijan mejorar cada uno de los componentes de sus dispositivos. Y si el dispositivo cambia, nos toca mover ficha a los usuarios finales, fichas en forma de monedas, por supuesto. Pero no lo hemos decidido nosotros. Su marketing se encarga de hacernos pensar que tenemos una nueva e imperiosa necesidad de cambiar de equipo; no la tenemos. La han generado ellos de forma artificial, no lo dudes.

 

En estos momentos parece que la “potencia sin control” a la que hemos estado sujetos durante los últimos años ha encontrado un atisbo de equilibrio y que las cosas están empezando a relajarse en cuanto a las exigencias de los elementos que conforman nuestros equipos. Pantallas, baterías, procesadores, tarjetas gráficas y memorias son la clave de todo lo que pasa a nuestro alrededor y toman especial relevancia si nos centramos en los dispositivos móviles y portátiles.

Algunos de los fabricantes más importantes de dispositivos móviles, vista la importancia de este componente, han decidido que sus procesadores se los fabrican ellos mismos, quieren el control total

Piensa en los procesadores, un elemento que por estar oculto en las entrañas de los dispositivos pasa desapercibido para los usuarios menos exigentes pero que realmente es el culpable de la satisfacción final de los usuarios. Al fin y al cabo, de la misma forma que en el cuerpo humano existe una dependencia del cerebro para el buen funcionamiento del resto de órganos de los diferentes sistemas, también el procesador es el responsable de una buena fluidez de los procesos, de una gestión óptima de la memoria o del control de la energía utilizada. Todo depende del procesador.

 

Algunos de los fabricantes más importantes de dispositivos móviles, vista la importancia de este componente, han decidido que sus procesadores se los fabrican ellos mismos, quieren el control total. Sucede en el caso de los “serie A” de Apple, los Nuclun de LG, los HiSilicon de Huawei o los Exynos de Samsung por poner solo unos cuantos ejemplos para dispositivos móviles. Es una tendencia en este sector. Esta opción por supuesto es la ideal ya que les permite ajustar a la perfección las características del procesador al resto de componentes en cada dispositivo para lograr un rendimiento óptimo. Pero no todos lo pueden hacer y siguen creciendo las ventas de procesadores de otros fabricantes como Intel, Qualcomm o Nvidia o los que juegan en otras ligas de menor rango como los Mediatek.

 

Si salimos a echar un vistazo a lo que nos están ofertando los fabricantes nos encontraremos cosas realmente curiosas. Así, por ejemplo, Samsung ha incluido en su último modelo estrella de smartphone, el Galaxy 6 Edge +, un procesador de 64 bits Exynos 7420 Octa Core (Quad 2,1 GHz + Quad 1,5 GHz). Si te preguntas si esto es potente, solo tienes que pensar en la frecuencia del procesador que disponía tu primer ordenador de sobremesa, y no hace falta que eches la vista muy atrás en el tiempo. Piensa por ejemplo que el primer iMac de 1998 nos ofrecía un procesador denominado G3 que corría a 233 MHz y recuerda la relación 1 GHz = 1000 MHz. Ahora un móvil lleva 8 procesadores que corren a varios GHz, esto es lo que hay.

 

La batalla de los procesadores es encarnizada, tanto que hasta dentro de Apple se libra alguna lucha haciendo incorporaciones de procesadores como el chip A9X con arquitectura de 64 bits y coprocesador de movimiento M9 que tiene el nuevo iPad Pro que hace pensar a muchos si los MacBook actuales, con su Intel Core M de doble núcleo a 1,1 GHz son capaces de competir con la tableta.

Nada es objetivo por supuesto, aquí cada uno ve las cosas como las siente en sus manos. Al fin y al cabo, una vez que adaptas un equipo a tus gustos con tus aplicaciones y tu modo de uso ya lo haces único

Hay mucho más todavía. También con la memoria los fabricantes hacen su juego de una forma sublime. Es un componente que bien conjugado con el procesador seleccionado puede hacer que tu equipo se mueva de manera fluida y ágil o bien puede convertir la experiencia de usar un portátil en un suplicio ante las exigencias crecientes del software que vas incluyendo a medida que lo necesitas. Los fabricantes de memorias como Kingston, Corsair o Crucial trabajan como verdaderos mercenarios a disposición de los líderes del mercado.

 

Es probable que no te hayas preocupado nunca de ver quién ha fabricado la memoria de tu ordenador fijo o de tu portátil, que no conozcas su velocidad de reloj o el DDR (Promedio de duplicidad de datos) con el que trabaja y sí, es algo que te quita el sueño. Sin embargo los fabricantes luchan por conseguir que su memoria sea la más eficaz y complementaria con sus procesadores seleccionados. Así, el último modelo de iMac incorpora una configuración básica de 8 GB de memoria LPDDR3 integrada a 1.867 MHz con opción de ampliarse a 16 GB. Justo la misma memoria que puedes encontrar en la configuración de una Surface Book de Microsoft. Como ves, la potencia está presente de manera equilibrada en un ordenador fijo y en un convertible como el equipo de Microsoft que tanto ha encandilado a muchos, entre los que

me incluyo.

 

En los smartphones siguen creciendo las incorporaciones de chips de memoria más grandes día a día, por supuesto. Si nos vamos al Android más puro, al Nexus 6P que Huawei ha fabricado para Google, ya encontramos 3 GB de memoria RAM en su interior e incluso ya hay quien los supera como el OnePlus 2, el mal llamado “Flagship killer” por la propia marca, que aporta una memoria de 4 GB del tipo LPDDR4. Mientras sus competidores se mueven en torno a los 4 GB, Apple trabaja en la excelencia de la integración de sus componentes y aporta “tan solo” 2 GB de memoria a sus modelos más recientes, el iPhone 6S y 6S Plus. Suficiente para muchos y muy necesaria para otros. Nada es objetivo por supuesto, aquí cada uno ve las cosas como las siente en sus manos. Al fin y al cabo, una vez que adaptas un equipo a tus gustos con tus aplicaciones y tu modo de uso ya lo haces único, diferente a cualquier otro dispositivo que tenga otro usuario. Pero como puedes ver, la tendencia es de crecimiento del número de GB de memoria RAM en los dispositivos y lo que nos queda por ver.

 

En la evolución que han ido sufriendo los equipos quizá lo que más hemos notado a nivel ergonómico es el tamaño en general y en concreto el de las pantallas. Y esta afirmación la podemos extrapolar desde los smartphones o las tabletas a los portátiles y los ordenadores de sobremesa. Las pantallas han crecido en todos los segmentos y estamos en el momento álgido en el que somos capaces de poder elegir exactamente el tamaño que nos encaje en casi cualquier dispositivo. Ya hace unos años, en 2011, hice un análisis de lo que Samsung ofrecía en cuanto a pantallas en dispositivos móviles y el resultado (en pulgadas) fue el siguiente:

 

2.8 –  3.2 – 3.5 – 3.7 – 4 – 4.3 – 4.5 – 5.3 – 5 7 – 7.7 – 8.9 – 10.1

La tendencia en cuanto a smartphones está a centrarse en torno a las 5”, décima arriba o abajo, algo que en su momento nos parecía enorme, poco manejable o incómodo

Esta sucesión que te dejo aquí estaba formada por los tamaños (en pulgadas) de las pantallas de los smartphones/tablets de Samsung que utilizaban Android como sistema operativo; toda una declaración de intenciones que hoy en día se ha convertido en una facilidad/dificultad para el usuario final a la hora de decidir qué es lo que quiere. O lo tienes muy claro o tendrás que hacer un buen estudio de mercado para acertar. Y aunque sigue habiendo muchos tamaños y medidas, la tendencia en cuanto a smartphones está a centrarse en torno a las 5”, décima arriba o abajo, algo que en su momento nos parecía enorme, poco manejable o incómodo y que ahora a muchos nos parece que es el tamaño adecuado. Subjetivo, como siempre. Todo

es subjetivo.

 

En cuanto a tabletas la cuestión también se ha ido ajustando y los fabricantes nos ofertan casi todo lo que queramos en tamaños. Apple el primero. No ha dudado en ubicar su iPad mini en las 7,9”, una distancia que lo separa en tan solo 6 cm. de la pantalla del iPhone 6S Plus o incorporar recientemente su potente y excelso iPad Pro con sus 12,9” que se comen las mínimas 11,6” del MacBook Air. Todo una madeja que nos encargamos de desenmarañar los usuarios a la hora de decidir cuál será nuestro próximo equipo. A veces acertaremos y otras veces alcanzaremos la decepción.

 

La tendencia de utilizar un portátil conectado a una pantalla grande es una de las elecciones de la mayoría. Tanto Google como Apple y Microsoft nos ofrecen sus Pixel, MacBooks y Surfaces en varias configuraciones y tamaños de pantalla. Son una opción excelente para la movilidad, disponen de potencia suficiente para contentar a los más productivos y todavía los podemos convertir en ordenadores fijos con sus periféricos y un monitor grande y confortable. Aquí los fijos empiezan a perder comba, aunque determinados sectores profesionales y de ocio no los dejarán caer nunca, son necesarios equipos potentes y seguirán existiendo y creciendo en especificaciones.

 

En definitiva, como usuarios, la cosa se pone muy cuesta arriba cuando tenemos que pensar que los procesadores de las tabletas pueden llegar a competir con los de los portátiles y además pensar que nuestros teléfonos móviles están siendo dotados de otros que crecen a un ritmo endiablado. Los tamaños de las pantallas que están incorporando los fabricantes tampoco permiten formar una imagen fija de las situaciones en las que los vamos a utilizar. Si en la oficina donde nos gusta una pantalla más grande, si en movilidad donde lo ajustado en tamaño nos vendría mejor o la mezcla de ambas cosas que parece que es un querer y no poder. No lo tenemos fácil para aconsejar y tampoco para tomar una decisión. Y estamos hablando de algunos componentes que no somos capaces de ver, tocar, sopesar o medir de una forma objetiva. Los fabricantes nos lo ofrecen, deciden lo que podemos tener a disposición y casi cuando nos hemos decidido, entonces, nos cambian las fichas del juego y nos toca volver a analizar nuestro movimiento.

Todo un reto.