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THE WITNESS

Si comenzaba nuestro artículo de iOS comentando lo difícil que era buscar una categoría en la que encajase “Lost in Harmony”, para el título que nos ocupa, “The Witness”, directamente creo que me toca crear una nueva categoría. La voy a llamar “PQC”, léase “pecucé”, acrónimo para “¿Pero que c****?”, y dejo a tu imaginación libertina qué palabras puedes colocar empezando por esa letra ce.

 

Y es que “The Witness” lo tiene todo y no tiene nada. Es lo siguiente a una apuesta arriesgada por parte de su creador. Olvídate de todo lo que has visto estos años sobre videojuegos. Olvídate de tutoriales. Olvídate de complejas instrucciones. Por olvidar, olvídate de ningún tipo de ayuda o indicación en pantalla. Nadie ni nada te va a indicar qué tienes que hacer. No recibes ningún tipo de respuesta o feedback como dicen en inglés, por parte del juego. Estás solo. Literalmente muy solo.

 

Todo el juego, su diseño, su ambientación, está pensado para que te sientas así, vacío, perdido y que explores, descubras, tal y como lo harías si despertases en ese sitio en la vida real. El planteamiento, como puedes deducir de mis comentarios es muy sencillo y arriesgado. Despiertas y te das cuenta que estás en un túnel. Desconoces tanto el motivo por el que estás ahí, como lo que tienes que hacer a continuación.

 

¿Tu primer instinto? La curiosidad humana. Comenzarás a caminar, hasta salir al exterior. Una vez fuera observarás a tu alrededor. Al rato de admirar la belleza del paisaje, los colores suaves y las tonalidades que te rodean, naturaleza, sol, viento, te dejas intrigar por unos cables que se dispersan en varias direcciones. Decides seguir uno de ellos y llegas al primero de los puzzles. Es un panel al estilo de los que laberintos que uno resuelve con boli sobre papel. Lo consigues resolver casi dejándote llevar y sin pensar. El cable se ilumina y algo en tu interior te dice que has resuelto algo. ¿A partir de ahí? Pues te lo diré claramente, si te sucede como me ha sucedido a mí, estás perdido, las horas vuelan en este juego que te atrapa. Un puzzle tras otro va permitiéndote avanzar en el escenario, sales de ese lugar donde has aparecido y al explorar empiezas a darte cuenta de que estás en una isla. Completamente despoblada. Te encuentras desorientado en esa lugar lleno de puzzles. Desconoces la conexión entre estos y sobre todo, si vas bien, cuánto queda y qué te encontrarás.

 

El apartado gráfico, el sonido, el movimiento y todos esos encantos técnicos que tanto se alaban hoy en día en la mayoría de los juegos casi no tengo que comentarlos. Cumplen de sobra, es una delicia observar el entorno, es correcto e intrigante a partes iguales. La apuesta aquí es muy clara, hablamos de narrativa, hablamos de crear un juego distinto a todo lo que hayas visto.

 

Nunca había probado un título en el que sin instrucciones de ningún tipo me identificase al momento con lo que estaba sucediendo. Es lo más parecido a una película que vas a vivir en solitario. Dicho todo esto ya te advierto. Este juego no es para cualquiera. Pero no lo digo por su dificultad, sino porque en un mercado saturado por superventas, éxitos seguros, franquicias, licencias deportivas, etc. esto es de lo más raro que te vas a encontrar, ¿recuerdas? Sí, eso es, categoría “PQC” de la buena.

 

El número de puzzles se comenta que ronda los 700. El número de horas que puedes pasar para completarlo dicen que puede alcanzar las 100. Yo de momento llevo más de las que me gustaría admitir. Asimismo te puedes topar con puzzles que te lleven al límite de la desesperación por días, eso sí, ¿y el gustazo que te queda cuando logras resolver algo así? En parte es lo que este título busca. Tu propia aventura, tu reto vital de encontrarte aislado, sin ningún tipo de ayuda y salir de ello.

 

Tan simple y tan genial a la vez. ¿Pero a quién se le ha ido tanto la olla? O quizá, ¿quién está detrás de esta genialidad? Pues nada más y nada menos que Jonathan Blow, el creador de Braid, uno de los juegos indies por excelencia. ¿Ah, no te había dicho que era un juego indie? Pues espérate que te digo el precio. Esta locura de título sale por 39,99€ más o menos, en las plataformas PC (Steam) y PS4. No está nada mal ¿eh?

 

Ahora mismo tu cerebro está procesando todo esto, ¿indie? ¿40 pavos? ¿qué pasa aquí? Bueno. Muy fácil. Su autor, el bueno de Jonathan Blow, tuvo a bien invertir las millonarias ganancias de su éxito Braid y comenzar un proyecto muy arriesgado llamado “The Witness”. Dicho proyecto fue más bien un viaje de 8 años de desarrollo en el que el mismo costeó todos los gastos y la contratación de un equipo de apoyo para de este modo llevar hasta el final una apuesta tan arriesgada como esta.

 

Hacia el final del desarrollo hizo pública su intención de comercializarlo por dicho importe. No lo voy a negar, le llovieron críticas de todas partes. Para muchos el sello indie, que es seña de identidad para joyas como el maltratado FEZ, es sinónimo de barato e independiente. Nada en contra, pero la realidad es que detrás de cada título indie lo que de verdad se esconde es la esencia de esa palabra, independendencia creativa, no estar supeditados a una gran distribuidora que valorará tu título por el número de ventas que vaya a conseguir sobre una tabla de estimación de beneficios y rentabilidad. Dicha independencia tiene un coste, en este caso ocho años de gastos que su autor quiere recuperar y para lo cual establece un precio que él considera justo para su comercialización. Por mi parte nada en contra, después de todo es un juego y nadie nos obliga a comprarlo.

 

Sé que por su precio, por lo arriesgado, no es un título al que te lanzarás sin pensarlo, pero si tienes oportunidad de probarlo, no dejes de intentarlo. Hacia final de año se espera una versión para iOS del mismo, y si buscas un poco de información verás que la versión de Steam permite jugarlo con el prototipo del Oculus Rift. Ni te cuento lo que se siente, aunque es cierto que la experiencia necesita ser pulida un poco más para VR.

 

Espero que lo disfrutes, por mi parte, vengo ahora que tengo un amigo en una isla que me está llamando.

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