V

no de los días más importantes en la historia de Apple fue el 9 de Enero de 2007. Ese día se presentó el iPhone al mundo. En realidad, pasaron tantas cosas en aquella casi hora y media, que es complicado quedarnos con una sola, empezando por la presentación de un dispositivo que nadie, nunca, jamás, consiguió imaginar la forma con la que Apple la creó. Y pensadlo bien: llevábamos años hablando de cómo sería un teléfono de Apple, años de prototipos inventados por aficionados, artistas e ingenieros, en todas sus formas posibles –habidas y por haber– y no acertó nadie. Ni uno solo se acercó a la forma que Apple nos enseñó, y eso es extraordinario.

 

Y más en un dispositivo como el teléfono, en aquel momento tan aburridamente asentado con siluetas que dibujaban los teléfonos inteligentes como pequeños ordenadores que no hacían nada bien, pero que eran curiosos. Quienes lo fabricaban intuían que el futuro pasaba por ahí, pero no sabían muy bien como: la profundidad –o la perspectiva, realmente– que Apple le dio a su idea fue tan revolucionaria, que cambió el mundo de la tecnología para los próximos años, hasta hoy mismo.

 

Se abrieron nuevos horizontes: de repente llegaron las apps, las apuestas por las pantallas táctiles… pasamos de asombrarnos por pellizcar una fotografía para agrandarla o a no creernos del todo que aquellos teclados en pantalla pudieran llegar a funcionar a explorar nuevas formas de comunicación. Mientras la competencia pensaba que era una buena idea crear teclados de plástico, Apple impulsaba aún más la idea de su iPhone. “¿Lo estáis pillando? No son tres dispositivos separados”.

 

A pesar de la importancia de aquel punto de inflexión, pasó algo también extraordinario ese día: Apple nos lanzó un mensaje. Nos explicó entre líneas que eran capaces de conseguir cambiar las ideas a priori muertas y asentadas en nuevos referentes. Nos dijeron que eran capaces de transformar, y empezaron por ellos mismos. Ese mismo día, Steve Jobs avisó que Apple Computer dejaba de ser Apple Computer y se convertía en Apple Incorporated. “Porque ya no sólo vamos a fabricar ordenadores… vamos a hacer muchas cosas más”.

 

Las tabletas, los dispositivos vestibles –wearables, aún no me decido a cómo escribirlo– son sólo parte de ese cambio que inevitablemente, llevará a cosas mayores. Algo como lo que Tesla consiguió a finales de Marzo con el nuevo Model 3: conseguir que los coches sean lo que todos pensamos que son, y se conviertan en algo más. Se transformen. ¿Es una de las metas de Apple a largo plazo? Qué jugoso sería, ¿verdad? Porque, ¿qué hay más importante que revolucionar cómo nos movemos por el mundo?

 

Sin duda, lo único por encima de eso es cómo nos comunicamos. Pero eso, ya se consiguió el 9 de Enero de 2007, como parte de un plan del que todos somos parte.

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