de necesidad a variabilidad pasando por moda
Quienes estamos atentos a las novedades de los principales fabricantes desde hace ya algunos años, aprovechándonos sobre todo desde que éstos exponen su contenido a un público cada vez más amplio, somos unas pequeñas máquinas de recopilar coletillas y tópicos de las mismas. Apple da mucho de este material, y frases como el “One more thing” han pasado a la posteridad, pero una cuya ambigüedad hace que la podamos aplicar tanto para remarcar la innovación como la carencia de la misma es “Apple lo ha vuelto a hacer”, y esto abre dos planos de visión al ser positivo y negativo a la vez. Quizás en la última presentación en la WWDC vimos una falta de grandes presentaciones (y por tanto grandes titulares), pero esto ni es negativo, ni es algo nuevo. Apple lo ha vuelto a hacer, ha vuelto a anunciar nuevos sistemas operativos siendo más bien cauta en novedades, nos ha vuelto a recordar su esencia en algunos aspectos como las apps propias y nos ha dado a entender que en el software entre bambalinas aún queda mucho trabajo por hacer.
Redefiniendo conceptos, renombrando productos
El haber rebautizado parte de los sistemas operativos hegemonizando el ecosistema a nivel de software

Como ocurre con algunos productos alimenticios, en tecnología hay quien logra mantener su nomenclatura de modo que el nombre del producto sirva para diferenciarlo ya del resto, como es el caso de los de Cupertino. Decimos iPhone y smartphones, decimos iPad y tablets y decimos Mac y ordenadores, la prueba de que Jobs y su equipo hicieron una jugada magistral cuyo colchón aún se mantiene (y lo que durará).

 

Pero con la pronta ida del peculiar CEO y el (necesario) proceso de renovación (y purga) de la marca, además de los posibles cambios en los productos vinieron los del naming. Ese Apple Watch que se cargó de un plumazo todos aquellos miles de titulares que apuntaban al “iWatch” de Apple o, en el caso de esta última presentación, el haber rebautizado parte de los sistemas operativos hegemonizando el ecosistema a nivel de software; ahora hablamos de watchOS, tvOS, macOS y iOS. Ya hablamos de esto de manera superficial cuando, tocando la evolución de la compañía, nos planteábamos cuánto le queda a esa “i” que supone una seña de identidad importante pero que, como hemos mencionado ahora de nuevo, desaparece en el reloj inteligente. Quizás, tras esto, la “i” quede relegada definitivamente a los dispositivos móviles no wearables.

 

En esta ocasión además hablamos de si Apple se abre o no. Para ello hemos dedicado una reflexión (aunque eso de “una” es un decir) que abarca este tema en particular, pero en lo concerniente a esta redefinición cabe al menos mencionar lo sutil en cuanto a la de Mensajes. Ésta ya se redefinió dejando atrás eso de iMessage (aunque aún lo sea para muchos), pero en esta ocasión se esperaba que llegase una apertura a más plataformas. Sin ser una de las apps más usadas de mensajería instantánea a nivel global (eso es terreno de Zuckerberg), el hecho de que se use de manera más o menos habitual entre usuarios de Apple (sobre todo más en Estados Unidos) podría motivar a su apertura para que incluyésemos más contactos aquí y no recurrir a una app de terceros, más aún teniendo en cuenta las novedades que luego comentaremos de la app. Pero de nuevo sigue siendo un producto exclusivo de iPhone, ya no redefiniendo, sino reafirmando su esencia y cuna por al menos un año más.

La necesidad de remendar como precio de la reinvención
El hecho de centrarse en lo ya existente y abrir las betas al público hacen que se perciba esa voluntad de remendar el producto desde dentro para que esté bien rematado a su salida en unos meses

Si hemos de recordar un punto de inflexión reciente en la historia de la marca es, sin duda, el cambio de iOS 6 a iOS 7 y su Flat Design. Apple reinventó su sistema tanto estética como funcionalmente y eso supone una grandísima inversión en tiempo y dinero (no hace falta ser desarrollador ni nada técnico para valorar algo así, basta con haber experimentado el cambio en la experiencia). Un cambio equiparable a otros como el de Android cuando pasó de su versión 4 (KitKat) a la 5 (Lollipop) con Material Design, o a Windows con la venida del Windows 7 o el 8. Todos ellos nos sirven para comprobar esa enorme necesidad de trabajo, aunque la manera de darnos cuenta sea, paradójicamente, los bugs y demás fallos que encontramos en el uso o en las interfaces.

 

iOS 7 supuso una mejora en la interfaz (gustos a parte, el diseño plano hace más agradable la navegación por los menús de opciones) pero salió caro en cuanto a batería, rendimiento y funcionamiento de algunos apartados como la App Store. Y el motivo de recordarlo ahora es por el hecho de que probablemente no sea casualidad que las presentaciones de las últimas WWDC no hayan venido, como decíamos al principio, cargadas de booms y titulares impactantes; la férrea agenda de Apple fue posiblemente una exigencia demasiado fuerte y, como quien mucho abarca poco aprieta, quizás un año no sea suficiente para renacer cuando hablamos de un sistema operativo cada vez más completo por castigo, porque la competencia obliga y, por ende, los usuarios también.

 

De hecho la propia Apple ya dijo para la WWDC de iOS 9 (la del año pasado) que se iban a centrar en los remiendos. En reparar lo que aún había quedado suelto más que en lanzar novedades. Esto fue esperanzador, si bien son cosas que podemos valorar a medias dado que se trata de un trabajo interno y en la sombra del código que se “materializa” en las interfaces, la carga de apps y su fluidez y funcionamiento (a parte de los chivatazos que siempre nos llegan de la comunidad de desarrolladores y las “traducciones” de algunos medios que hacen eco).

 

Este año no hubo una afirmación abierta, pero lo que sí hemos visto (y analizaremos posteriormente) es que en el sistema operativo móvil se han centrado en atender a lo existente para mejorarlo o ampliarlo. La mejora interna a la que estamos haciendo referencia siempre irá implícita y es una tarea de mantenimiento lógica, pero el hecho de centrarse en lo ya existente y abrir las betas al público hacen que se perciba esa voluntad de remendar el producto desde dentro para que esté bien rematado a su salida en

unos meses.

Renovar es necesario Innovar no tanto
La prueba de que Apple vaya un poco más rezagada que su competencia es el hecho de que se añadiesen Widgets como una novedad destacada, bastante más tarde que Android, y que ahora éstos reciban cada vez menos atención

Aunque lo esencial es que haya un buen funcionamiento, está claro que los usuarios somos los primeros que ansiamos novedades sobre todo según en qué fecha estemos del “geekcalendario”. Marzo, junio y septiembre son meses de presentaciones Apple por tradición, nuestra cabeza inicia la fabricación de palomitas en forma de mariposillas tecnológicas en nuestro estómago.

 

En esta ocasión las hemos tenido, y de nuevo hablaremos a fondo de ellas más adelante, pero lo que vemos en general (ya no sólo en Apple) es que innovar va costando cada vez más. No obstante, hay casos y casos; Apple “lo vuelve a hacer” cada vez (para unos más que otros) pero no precisamente por innovación, sino todo lo contrario. Los complementos del sistema operativo que agilizan la navegación y el uso como el menú compartir o el Centro de control llegaron tarde y a retales (lo primero en parte debido a que dependa de los desarrolladores terceros). Y de hecho la prueba de que Apple vaya un poco más rezagada que su competencia (o más bien Android, Windows 10 sigue su particular ritmo y evolución) es el hecho de que se añadiesen Widgets como una novedad destacada, bastante más tarde que Android, y que ahora éstos reciban cada vez menos atención.

 

La renovación siempre es algo más relativa hablando del sistema de escritorio, macOS. Aquí los cambios estéticos históricamente han sido más sutiles, aunque también adaptándose al Flat Design y permitiendo cierta personalización, pero las renovaciones han venido sobre todo en cuanto a funciones y a apps. De Sierra también ampliaremos después, pero los puntos importantes aquí han sido sobre todo Siri y que los dispositivos Apple estén más comunicados y sincronizados, fortaleciendo eso que tanto le gusta a Apple (y de lo que presume con razón) del ecosistema.

 

En resumen, un cocktail de remiendos, redefiniciones y renovaciones que iremos desvelando con nuestro uso en los próximos meses. La duda que nos queda es: ¿habrá repartido bien los porcentajes de cada una de éstas “R”, o se habrá quedado corta en alguna?