el que guarda no siempre tiene
Estamos guardando nuestros contenidos digitales en tantos lugares que en ocasiones nos olvidamos de qué cosas tenemos, dónde las tenemos y hasta de cómo acceder a ellas. En este año 2016 las tendencias de almacenamiento en la nube han estado ligadas a nubes híbridas, las que mezclan un modelo con una parte privada y una parte pública. Algunos de tus datos los tienes en local pero accesibles también desde cualquier navegador. Incluso la tendencia de uso del correo electrónico que se sigue utilizando junto a un almacenamiento físico está cambiando hacia la nube, que acabará siendo el centro de comunicación porque irá ligado a las redes sociales, las aplicaciones de disco duro online y otro tipo de aplicaciones que llevan la parte ofimática, el correo electrónico y el almacenamiento de datos de forma integrada.
Cuidado, si no dispones de una copia física de tus posesiones digitales las dificultades no han hecho más que comenzar

Lo curioso de todo esto es que aunque cada vez guardas más cosas, sea música, películas, libros o fotografías en formato digital, no sabes muy bien qué pasará con ellos cuando no estés vivo. Quizá piensas que, como el resto de tus posesiones, irán directamente a tus herederos. Cuidado, si no dispones de una copia física de tus posesiones digitales las dificultades no han hecho más que comenzar. Nadie te lo va a poner fácil para recuperar la información de la cuenta de otra persona que no sea capaz de acreditar la titularidad de la cuenta correspondiente. Al fin y al cabo las condiciones de contratación con cada uno de los servicios que tan alegremente hemos firmado ya nos los estaban adelantando.

 

Lo primero que tenemos que entender es el concepto de “almacenamiento en la nube”. Es una cuestión que no todo el mundo se ha parado a analizar, y por la facilidad que servicios como iCloud, Google Drive o Dropbox nos ha aportado incluso muchas personas confunden con sus almacenamientos físicos locales. Vamos, que a veces no sabemos si estamos trabajando con los archivos almacenados tan solo en nuestro ordenador o estamos tirando de los que tenemos alojados en un servicio externo. Las ubicaciones de Internet en las que guardamos nuestros archivos se suelen denominar servidores, un nombre un poco especial para algo que al fin y al cabo es un ordenador, realmente muchos y muy potentes en cuanto a configuración, que no es de nuestra propiedad. Aquí está el truco: estamos dejando nuestros contenidos, en el formato que sea, en el ordenador de otro.

 

Si hacemos una foto con nuestro iPhone y la subimos a nuestra red social favorita lo único que está pasando es que esa foto viaja desde el almacenamiento de nuestro iPhone hasta el almacenamiento de un ordenador de una compañía que está haciendo negocio con nuestra información. Siempre que hay una relación en la que alguien se beneficia tiene que haber un contrato de por medio y aquí es donde surgen los problemas a la hora de recuperar la información que “nos pertenece”.

Facebook, Instagram, Youtube, Twitter, Linkedin y cientos de redes sociales y profesionales se basan en el almacenamiento de datos en servidores y su relación con los usuarios finales se sustenta en la “donación digital” de estos archivos ¿Tienes que empezar a leer todos los acuerdos con los proveedores de servicios a los que vas a ceder contenidos? La respuesta es lógica: sí, deberías de hacerlo

Algunos servicios como los mencionados de Dropbox o Drive nos ofrecen sincronización de información entre nuestros dispositivos físicos (portátiles, fijos o smartphones) y los servidores correspondientes y por tanto en caso de necesidad podremos acceder a una copia local de nuestros contenidos. Buenas noticias. Sin embargo existen otros servicios de almacenamiento en la nube en la que los contenidos una vez abandonan nuestros dispositivos ya no vuelven. Esta es la información por la que deberíamos de preocuparnos y para la que es recomendable tener un plan de acción relativo a su recuperación por nosotros en caso de necesidad o por nuestros amigos o familiares si nosotros no pudiésemos hacerlo.

 

Facebook, Instagram, Youtube, Twitter, Linkedin y cientos de redes sociales y profesionales se basan en el almacenamiento de datos en servidores y su relación con los usuarios finales se sustenta en la “donación digital” de estos archivos. En estos casos la sincronización no es efectiva, la emisión de datos es de una sola vía. ¿Qué puedes hacer tú sobre esto? Pues simplemente pensar sobre la importancia que tienen para ti esos contenidos. Quizá no les otorgas el peso necesario como para que se conviertan en una preocupación para ti o quizá el hecho de hacer copias de seguridad no está entre tus prioridades. Desde aquí solo te pedimos que pienses sobre ello.

 

Lo más importante para ti como usuario final es que seas consciente de que el lugar de almacenamiento final de tus contenidos tiene relevancia. La ubicación de tus archivos tendrá repercusiones legales y técnicas antes o después. Por defecto estarás pensando que los términos y condiciones de uso y privacidad estarán pensados para ampararte, es algo que suele llevar a confusión y no es así precisamente. Las leyes de España o de la Unión Europea todavía no tienen muy claro cómo proteger los contenidos digitales de los usuarios y todos los contratos que “firmas” con los servicios de almacenamiento en la nube son los que establecen las condiciones.

 

¿Tienes que empezar a leer todos los acuerdos con los proveedores de servicios a los que vas a ceder contenidos? La respuesta es lógica: sí, deberías de hacerlo. La realidad es que cuesta muchísimo entender esos acuerdos, lleva tiempo, nos lo ponen muy difícil por los formatos que utilizan, desde el smartphone es muy difícil e incómodo, vamos que vas a encontrar mil y una excusas para no hacerlo, y lo entendemos. Sin embargo en la actualidad muchas personas se están encontrando con muchas dificultades y trabas por parte de las empresas que tienen sus datos para poder acceder a ellos y recuperarlos o incluso simplemente eliminarlos.

 

Sea como sea que estás manejando tus contenidos, la recomendación es que pienses sobre toda la información que has ido dejando en cada uno de los sitios en los que te has registrado y decidas si realmente vale la pena hacer un pequeño plan para dentro de un tiempo, cuando alguien quiera acceder a tu información. Parece sencillo en su planteamiento y lo es en su ejecución, pero hay que tener mucho valor para tomar esta decisión